OPINIÓN

¿Por qué es necesario un Ministerio de las Tecnologías de Información y las Comunicaciones?

Diego Pando opinión

Por Diego Pando*

El Estado ha regresado al primer plano en la Argentina tras la crisis de 2001-2002 y esto es una muy buena noticia para quienes creemos que su rol es central para impulsar el bienestar de la sociedad.

En este contexto, en materia de TIC (tecnologías de la información y la comunicación) se han desarrollado distintas iniciativas en los últimos 12 años para avanzar hacia la denominada sociedad del conocimiento, entre las cuales se destacan Conectar Igualdad, Argentina Conectada, el Régimen de Promoción de la Industria del Software, Arsat-1, por mencionar las más importantes.

Si bien el camino recorrido fue largo, queda mucho más recorrer para moderar los altos niveles de concentración del estratégico sector de las comunicaciones, mejorar la calidad de la prestación de los servicios, proyectar un mercado nacional y aprovechar la convergencia tecnológica para modernizar infraestructuras y servicios.

Transitar este camino implica corregir errores, asumir desafíos y enfrentar tensiones. Sin dudas, la principal asignatura pendiente consiste en dotar al ecosistema digital de consistencia y coherencia sistémica, teniendo en cuenta la escasa articulación entre las iniciativas hasta el momento desarrolladas.

La acción de gobierno no puede consistir solo en respuestas aleatorias a desafíos coyunturales, sino que debe prestar atención más sistemática al futuro.

Así, y sin pretender caer en los cantos de sirenas del formalismo burocrático que pretende encontrar soluciones limitándose a sancionar leyes o creando organismos, es importante la creación de un Ministerio de las Tecnologías de Información y las Comunicaciones para abordar el problema de la falta de integralidad.

Como lo refleja la experiencia de Colombia, tan importante como avanzar con las iniciativas es también hacerlo desde una mirada que aporte a la consistencia y coherencia sistémica.

Comparado su responsabilidad desde un punto de vista metafórico con la de un director de orquesta, el Ministerio de las Tecnologías de Información y las Comunicaciones tendría como principal función constituirse en el nódulo de un sistema de coordinación que asegure coherencia y complementariedad entre los distintos organismos, programas y proyectos.

Para ello, es necesario que este Ministerio esté dotado de los recursos humanos, financieros, administrativos y políticos que le permitan gestionar la complejidad avanzando hacia la denominada sociedad del conocimiento de forma más articulada bajo condiciones de integralidad sistémica.

En un contexto de creciente convergencia tecnológica y altos niveles de concentración que exhiben las telecomunicaciones y redes digitales en Argentina, la tarea central de coordinación de este Ministerio debe estar orientada a evitar abusos de posiciones dominantes, sin discriminación y con garantías de universalidad.

La Ley Argentina Digital sancionada en diciembre del año pasado constituye una ventana de oportunidad para avanzar en esta dirección.
La norma no sólo se orienta hacia la necesaria convergencia de los servicios sobre diferentes redes sino también (y principalmente) porque fortalece el rol del Estado como regulador a partir de la creación de un actor que puede ser clave en el ecosistema digital.

Ese actor es la Autoridad Federal de Tecnologías de Información y las Comunicaciones (AFTIC), organismo federal descentralizado y autárquico con un diseño institucional novedoso que incorpora en su directorio a representantes del Poder Ejecutivo, Legislativo, provincias y del Consejo Federal de Tecnologías de las Telecomunicaciones y la Digitalización (creado por la misma ley y que aglutina a representantes de las provincias, las diversas empresas del sector, los sindicatos, las asociaciones de usuarios y el Consejo Interuniversitario Nacional).

Esta ley, que incorpora la neutralidad, la obligatoriedad de la interconexión y la desagregación de las redes, le otorga a la AFTIC importantes atribuciones tales como regular tarifas de interconexión, la velocidad mínima de conexión y el establecimiento de zonas de promoción e incentivos para el despliegue de infraestructura con asignación de fondos del Servicio Universal.

Además, al absorber a la Secretaria de Comunicaciones y a la Comisión Nacional de Comunicaciones, por un lado, y al quedar bajo su órbita la empresa Arsat, el programa Argentina Conectada y el Correo Oficial, por el otro, la AFTIC se constituye en una pieza clave para aportar a la integralidad del ecosistema digital y en un primer gran salto hacia lo que debería ser el Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones.

* Diego Pando. Doctor en Ciencia Política y de la Administración. Profesor e investigador universitario. Editor general de San Fernando Nuestro. En Twitter @diepando

Nota publicada en www.iprofesional.com


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