ENTREVISTAS

María Bradley: “Todo lo motiva el amor”

María Bradley: “Todo lo motiva el amor”

Por Paula Taborda

María Bradley es mamá de Felipe tiempo completo, locutora hasta el mediodía y cantante desde que tiene memoria.

En una charla distendida, en la comodidad del futón de su casa, rodeada de música y las obras de arte de su hijo, habla con soltura (y la chispa que la caracteriza) sobre la locución, la radio, la música y la influencia del Delta en todo lo que hace. Las huellas del paisaje la convirtieron en ¨La voz del río¨, título que lleva a flor de piel.

¿Cómo empezó tu camino en la locución?

Bueno, en realidad, no tenía muy claro que quería, pero siempre me gustó el tema de la radio. Me acuerdo que con mi hermano nos poníamos a jugar con las revistas a hacer publicidades, leer noticias, pero no lo tuve en cuenta como profesión por que no sabía que se podía vivir de eso (risas) así que cuando estaba en quinto año no sabía bien que hacer, quería ser veterinaria, pero tenía que estudiar matemática y me di cuenta que no podía con eso, era mucho para mí y siempre me gusto cantar.

La voz para mí siempre fue muy importante; una herramienta de disfrute, de alegría, de vinculación con los demás y pensé la posibilidad de anotarme en el conservatorio para hacer canto pero ya ni me acuerdo cuantos años de carrera eran y era canto lirico… o sea que mi voz iba a estar indefectiblemente programada para cantar lirico y a mí me gusta cantar otra cosa. Ahí frene y dije “voy a seguir viendo”. Entonces, apareció en mi vida la carrera de locución y dije “¿si me anoto en el ISER?, es interesante, me gusta, es jugar con la voz, es una carrera muy práctica, muy divertida”. No solamente das la hora, la temperatura y la humedad como se cree que es la carrera de los locutores, sino también haces de todo, sos como actor, productor, es una carrera muy rica. Me anote, rendí el ingreso en sus tres instancias, aprobé y entre.

¿Te preparaste para el ingreso?

Si, poco, muy tranquila, estaba relajada porque me gustaba. El primer examen era un examen de voz en micrófono. El segundo era sobre cultura general que ahí era donde decían que más bochaban, en ese me preparé… igual tenía una buena formación, pero leí unos textos pautados. Entonces hice el último examen que era delante de una cámara improvisar sobre un tema que ellos te daban y aprobé. Entre en el 2000. Hice muy feliz mis tres años, es una carrera muy linda que te abre la cabeza, te prepara para jugar, te deja volar la creatividad. Jugar formándote al mismo tiempo y el tema de la técnica y la herramienta de la voz, que me abrió a otro campo maravilloso de juego que es el canto.

¿Cuál fue tu primer trabajo como locutora?

Mi primer trabajo fue en una empresa multinacional, fue un súper trabajo. Hice un casting, en esto se manejan mucho con castings. En la multinacional grabábamos portales de voz y laburaba en castellano neutro. Grababa noticias para Venezuela, Perú, Chile; Ecuador, Colombia y no me acuerdo que otro país. Después esta misma empresa se asoció con Cuatro Cabezas, trabajábamos con todos los productos de telefonía para Argentina y Uruguay. Laburé un largo tiempo con eso.

¿Y cómo llegaste a la radio?

La radio siempre estuvo. Hice pases y otras cosas en otras radios, pero mi trabajo formal es en la Radio La Barca. Estoy desde los inicios, de hecho estoy desde antes que se hiciera el estudio. Yo vivía en la isla y laburaba en esa época como catequista en una comunidad de la isla, era un rol muy social, más que catequizar, lo que hacíamos era compartir, estar con los chicos, era un lugar de encuentro y reunión.

Un día viene un cura y me dice “Che María, se está empezando a armar esta radio en San Fernando, ¿vos no haces algo que tiene que ver con la radio?”. Yo recién estaba en segundo año del ISER, año 2001, crítico, complejo. Fui a un par de reuniones, mientras se iba gestando la radio, la parte más técnica de armado, yo lo que me encargue fue de hacer la parte artística, elaborar spots, sumaba lo profesional desde ese lado, lo estructural que sale al aire. Desde ese lado llegué, más que nada ayudando. Mientras igual seguía trabajando en la empresa, era como que estaba dando una mano, pero en realidad yo me encuentro con esta posibilidad de comunicación en un momento en que era estudiante así que me dio mucho esta radio, como me sigue dando. Pero particularmente en ese momento era estar con la libertad completa de armar, desarmar y poner en práctica lo que iba aprendiendo como estudiante, así que estaba buenísimo.

Cuando renuncié a la empresa, di clases de comunicación. Los capacitaba en el colegio San Martín de Tours, tres veces por semana me acuerdo, de hecho hay chicos que después de esa experiencia eligieron la carrera de comunicación y otros tienen sus propios programas en la radio. Fue interesante, entendieron de qué se trataba la radio y cómo se puede usar, nosotros no apuntábamos a pasar música nada más, sino a brindar un servicio.

¿Cómo te considerás como locutora?

Aprendí a utilizar la voz como un servicio, no simplemente que te digan “qué linda voz tiene”. No me considero una locutora comercial, no me interesa, se hacerlo, y de hecho a veces lo hago, pero lo que más me gusta es hacer mi programa y estar todos los días.

¿De qué se trata tu programa?

No me gusta la palabra magazine, me parece que es ponerle un título hacer un combo de algo que es mucho más. A mí me decís magazine y me suena a un programa tipo, bajándolo a la tele, es el programa de Mariana Fabbiani… pero la realidad es que no es un programa que está inserto en una comunidad pequeña pero exigente, como es la de San Fernando, con muchas realidades, ya que se suman los oyentes de las islas, y como estamos también transmitiendo desde Internet no solo abarcamos desde Tigre hasta San Isidro que son nuestros fuertes, sino que se amplían las fronteras.

Se le da lugar a lo social, lo solidario, justamente siguiendo la idea de comunicación que tiene la radio, que es netamente social. Es una radio comunitaria pero con contenido y un trabajo profesional detrás, tiene su estructura, sus días, sus invitados pautados, sus artistas locales e independientes, para mí eso es importantísimo, quizás no tiene mucha difusión pero existen y es importante darles el espacio para el rol social que cumplen. También la realidad de los barrios, que muchas veces nos acerca el mismo oyente que sabe que va toca el timbre de la radio y será escuchado.

¿Como ves tu rol de locutora en relación a la isla, ya que te dirigís a parte de ese público y siendo que vos venís de la isla?

Es un rol fundamental y no cubierto. Me bautizaron ¨la voz del río¨ y tiene que ver un poco con que soy una de las pocas cantantes isleñas, que pone empuje, no como un hobby, sino como una profesión. Yo trabajo de eso, la idea es trascender. Siempre me presento como isleña, mi identidad y lo que soy, mas allá de que hace años vivo en San Fernando, está marcado por el paisaje donde me crié. Me resulta muy fácil transmitir desde el micrófono hacia las islas y relacionarme con la gente de ahí porque manejamos el mismo lenguaje, es muy simple para mí llegar y se genera rápidamente la ida y vuelta.

Como radio, cumplimos un rol fundamental para transmitir todo lo que está pasando en la vida del Delta, y cuando se genera ese ida y vuelta concreto porque no existen medios que difundan los hechos que se suceden día a día en las islas, mas allá de algún hecho aislado que sea tomado por algún medio nacional y creo que es nuestra obligación como radio comunitaria y zonal poder cubrir todos los flancos, tanto continental como insular.

¿Te gusta que te llamen “la voz del río”? ¿Conlleva responsabilidad, no?

Me pareció muy dulce ese apodo, conlleva una responsabilidad de una remera que tenía puesta desde antes de ese título, desde siempre. Soy una persona que todo lo que asume, lo asume con un grado de compromiso y responsabilidad alto, no me imagino estar al frente de algo y hacerlo por la mitad. La entrega tiene que ser absoluta.

Tu música tiene mucho que ver con el agua también…

Mi música es muy loca (risas). Mi disco solista, el que me identifica se llama “Canciones sobre el agua” justamente. Pero no son canciones litoraleñas, parece que porque uno vivió en un paisaje determinado tiene que hacer cierto tipo de música, es como si naciste en Santiago del Estero tenes que hacer chacarera. Igual, me gusta la música litoraleña, la canto y estoy haciendo un disco a dúo con otro amigo, pero hago canciones del mundo. Canto música sefaradí, portuguesa, los fados, música española, música celta y la música latinoamericana también.

Creo mucho en el que paisaje va marcando a uno, el río a mí me genera una sensación de libertad, oxigeno, creatividad que me parece que otros paisajes no te los da, y esto es absolutamente subjetivo porque yo estoy enamorada de este paisaje. A mí me marco mucho. Siento a lo que quiero cantarle. Le canto a lo que tengo ganas. En mi mundo apareció la música sefaradí que antes yo no la conocía y creo que me atraviesa, como me atraviesa el paisaje de la isla.

Si vos te ponés a ver el Delta desde un mapa o una vista aérea, son como todas venas, interconectadas, está todo conectado pero le dicen isla y bueno, creo que eso tiene que ver un poco con lo que siento que soy yo con todo lo que encaro en la vida, la música también; la sangre que circula, la pasión, con lo que me siento identificada.

¿Qué es la música sefaradí? ¿De dónde viene?

Sefarad quiere decir España, viene de una cultura que está vigente pero desarmada en distintos lugares, porque fueron expulsados del sur de España que era donde se habían afincado hasta el siglo XV, ahí convivían los judíos, cristianos y los musulmanes y de allí sale esta cultura. Todo lo que acarrea la cultura, un idioma, la forma de pintar, el estilo musical. Canto en un idioma que se llama ladino, que es como un castellano antiguo que mezcla palabras con el hebreo y la base musical es estrictamente árabe, que me atrapa.

¿Cómo fue tu acercamiento al canto, más allá de que ya te gustaba?

A la hora de cantar yo ya tenía un paso dado que era el tema de la colocación de la voz, si bien son dos técnicas distintas la de la locución y el canto, son parientes. Me resultó muy sencillo la parte técnica, después viene lo otro, la interpretación, que para mí es lo más importante ya que la idea es transmitir. Canto para movilizar, generar emociones.

¿Qué es lo que te gusta transmitir con tu voz, con tus canciones?

Siempre le canto al amor, por más que le cante a un paisaje. Las canciones sefaradíes narran historias de amores y desamores. La realidad es que es música popular, que se cantaba en el pueblo, de tradición oral, que se iba pasando de boca en boca, de generación en generación… te dicen sefaradí y te imaginás algo complicado, entreverado. Creo que el ser humano cae en este mundo por el amor y todo lo que hace lo hace por amor. Todo lo motiva el amor, desde lo más sencillo que se te pueda ocurrir, somos entrenadores de vida, si eso no es amor, no sé qué es.


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