OPINIÓN
Una fábula sobre la irresponsabilidad
Por Matías Molle*
Un apoyo financiero extraordinario por parte de la administración central provincial para afrontar sus gastos corrientes es tan necesario como urgente
La fábula
Llegué cansado y con la peor cara a mi casa. Era tan evidente que uno de mis hijos, el mayor, me preguntó qué me pasaba. ¿Cómo le explico lo que hicieron los diputados y las diputadas de Juntos por el Cambio?, pensé. Lo miro a él y a sus dos hermanos que, aun en su corta edad, se interesan por mi trabajo y me vuelvo a preguntar, ¿cómo les explico? Busco en mi memoria alguna fábula para que me ayude (las fábulas son muy buenas para explicarle ciertas cosas a los niños). Quizá Esopo o La Fontaine ya la escribieron hace tiempo y sólo tengo que encontrarla. En definitiva, me digo, el egoísmo, la imprudencia o la irresponsabilidad no son cosas nuevas para el hombre. Al contrario. Pero no por viejas es que debemos acostumbrarnos a ellas -pienso, mientras sigo buscando algo que se con esas conductas. Algún zorro, una leona o un escarabajo, algo debe haber (vieron que a los escritores de fábulas les gusta mucho humanizar a los animales para regalarnos sus moralejas). Y justo cuando ya estaba por resignarme, ante la mirada de mis hijos, recordé el cuento de las dos ardillas. No sé su autor y la verdad es que tampoco viene al caso, pero la historia me pareció muy efectiva para comenzar con mi explicación.
Resulta que había dos ardillas, les dije. Una de ellas decidió comer todo lo que tuvo a su alcance durante la primavera, el verano y el otoño, sin reparos ni ahorro, como si no hubiera un mañana. La otra, en cambio, mientras su vecina se daba una panzada, planificó y almacenó aquello que necesitaba para sobrevivir en el invierno. Cuando el invierno llegó finalmente, la primera no tenía a dónde ir ni qué comer y la segunda, la “ardilla trabajadora”, así la llamé, la rescató y le compartió lo que había logrado con su esfuerzo.
-Bueno, ¿pero entonces la ardilla que se comió todo en el verano, cuando le toque hacer su parte, la va a ayudar a la ardilla trabajadora, no? -me preguntó mi hijo de 11.
El final real de la fábula así lo dice. Pero, lamentablemente, no pude responderle eso. “Por ahora, le dije, la ardilla sólo piensa en seguir comiendo”.
No sé si con eso fui claro, pero creo que al menos a ellos les bastó para comprender un poco cuál era la causa de mi cara, porque no me preguntaron nada más y siguieron con lo suyo.
La historia
Para algunos, los años que van del 2016 al 2019, fueron ese verano en el que se dieron una opípara panzada. Para otros, en cambio, fueron un invierno a la intemperie, de esos que agrietan el rostro y las manos. Si vemos los números de la Provincia todo esto se vuelve aun más gráfico: el PBI cayó un 10,8%; se perdieron más de 107 mil puestos de trabajo; el salario cayó un 15% en el conurbano y un 12% en el resto de la provincia. El presupuesto también sufrió sus ajustes: servicios sociales bajó un 14%, Salud un 16%, Educación un 22,4% y Seguridad un 26%, entre otros ejemplos. Los únicos indicadores que crecieron significativamente en esos años fueron la pobreza, que para el segundo semestre de 2019 ya habían sumado a 2 millones de nuevos pobres en la provincia de Buenos Aires con respecto al 2017 y la deuda, que como bien lo explicó el Jefe de Gabinete, Carlos Bianco, en su Informe a la Bicameral, fue salvaje. “Entre los datos más ilustrativos se puede destacar que el stock de deuda de la provincia pasó de representar el 50% de los recursos corrientes en 2015, a representar el 74% en 2019. A su vez, el peso de la deuda sobre el PBG creció significativamente, pasando del 5,9% en 2015 al 8,9% en 2019. En cuanto a su composición, los datos también son alarmantes. La deuda en moneda extranjera pasó de explicar el 57,9% del total en 2015 al 83,7% en 2019. Es decir que, actualmente, solo el 16% de las obligaciones financieras de la provincia son en moneda nacional. Por otra parte, cabe destacarse que, del total de vencimientos para el periodo 2020-2023, el 76% proviene de deuda contraída en el período 2016-2019. En particular, en 2020, los vencimientos correspondientes a deuda tomada entre 2016 y 2019 representan el 67% del total, mientras que para 2023 ascienden al 92% del total”.
Pero esta es sólo una parte de la película. Porque a esos dolorosos números le tenemos que sumar la crisis económica producto del COVID-19 que afecta, aun más, los recursos provinciales. En mayo la recaudación provincial se redujo un 23% en términos reales respecto al 2019. Y en los municipios la cosa no es distinta, al contrario, por lo cual un apoyo financiero extraordinario por parte de la administración central provincial para afrontar sus gastos corrientes es tan necesario como urgente.
Este es el contexto en el cual, los diputados y diputadas de Juntos por el Cambio, decidieron no acompañar el proyecto de endeudamiento que presentó el gobernador Axel Kicillof. Un proyecto que tiene por objetivo, justamente, afrontar esos problemas. El endeudamiento, a diferencia del período anterior, no es otra cosa que la herramienta que solicita el gobernador para asistir financieramente a quienes tienen responsabilidad de gestión, atendiendo las necesidades del gobierno provincial y los municipios y cancelar la abultada deuda con proveedores de salud, seguridad e infraestructura -heredada de la gestión anterior- que asciende aproximadamente a 50 mil millones de pesos.
¿Es mucho pedir seriedad, responsabilidad y compromiso? ¿Es mucho pedir que reflexionen sobre el duro momento que están pasando sus compatriotas? ¿Qué esperan obtener a cambio? ¿No les alcanzó con dejar la provincia quebrada, desguazada, en terapia intensiva? Estas son preguntas cuya respuesta se vuelve imprescindible en este tiempo de crudo invierno. Son preguntas que nos hacemos todos. Pero la respuesta, por algún motivo, se demora en llegar. Es por eso que apelamos a que sean los intendentes de Juntos por el Cambio quienes, dentro de esta negociación que se produce dentro del vidalismo, prevalezcan y puedan hacer entrar en razón a sus compañeros que no tienen responsabilidades de gestión y optan por jugar a la ruleta rusa con la suerte de los bonaerenses.
Nosotros no vamos a dejar de trabajar por quienes nos eligieron y por quienes no nos eligieron. No hay distinción. Nosotros vamos a continuar en la búsqueda por brindar las mejores herramientas para que el Poder Ejecutivo pueda poner de pie a esta provincia que tanto amamos. Esa es nuestra responsabilidad.
(*) Matías Molle. Diputado de la Provincia de Buenos Aires
Nota publicada en Infobae