OPINIÓN
Un verdadero incalculable: El factor subjetivo. La tragedia aérea en Francia
Por Verónica Ríos*
El reciente pasado 25 de marzo, el copiloto del Airbus A320 de Gremanwings, Andrea Lubitz, que habría estrellado a propósito el avión en los Alpes franceses con 150 personas a bordo, sufrió “un grave episodio depresivo” en 2009, por el que siguió un tratamiento psiquiátrico durante seis meses, afirmo el diario alemán Bild. Desde entonces el joven de 27 años tenía un seguimiento médico regular. Además según varios europeos, Lubitz había roto semanas atrás una relación de 7 años con su novia.
La tragedia requiere aun dilucidarse, aunque en estas primeras noticias y comentarios tanto de mandatarios como de la empresa acercando las debidas condolencias a los familiares de las víctimas, se hace necesario localizar el comentario del vocero de la empresa de aviación LBA. El CEO en estas declaraciones oficiales manifiesta que la compañía realiza controles médicos anuales, y aclara que No hace pruebas psicológicas. Se trataba de un empleado con un buen desempeño de vuelo, un avión que no revelaba riesgo y de un mantenimiento de los controles de la salud médica, no así de las condiciones psíquicas, que de haberse relevado o calculado, no significa que ello no hubiera ocurrido ni mucho menos, pero es preciso constatar en estos tristes hechos, cómo desaparece para la empresa el factor subjetivo. Se calculan millones de dólares, programas y protocolos de vuelo, pero aun en el cenit de la tecnología se descuida una lectura: el factor subjetivo, la vida psíquica, la psicopatología.
Se trata de recordar que cuando hay muestras de exclusión de la subjetividad, corremos el riesgo de solo creer que alguien responde solo por su salud médica o por los estándares de calidad; ésta ha sido una horrorosa manera de retornar aquello que suprime la lógica de la producción y que nos hace recordar que los seres de palabra revelan un lugar de malentendidos, que no se agotan por la vía de la evaluación y el control.
El psicoanálisis se orienta a partir del síntoma: en vez de suprimir la respuesta subjetiva, la aloja para el trabajo en el análisis. El psicoanálisis es una práctica de la palabra para que el inconsciente, esa tierra indómita de cada uno, que no entra en los protocolos o programas de producción, se lea. Asimismo es necesario que los ideales que conforman la masa en este caso la producción y que suprimen está lectura del inconsciente no comanden el horizonte, el rechazo de la subjetividad es un accidente, no contingente, sino estructural del malestar de la civilización, un verdadero incalculable.
*Verónica Ríos. Presidente de la Asociación de Psicoanálisis San Fernando-Tigre