Se inauguró la muestra de Xul Solar en el Museo de Arte Tigre

by Sabrina Garcia | 20 julio, 2015 12:02 am

Se inauguró una muestra con más de 35 acuarelas, fotografías y objetos realizados por el artista sanfernandino, Xul Solar. En el Museo de Arte Tigre (MAT) se exhiben las obras del artista que se instaló en el Delta en la década de 1950.


Un proyecto conjunto de la Agencia de Cultura de Tigre, la Fundación Pan Klub y el Museo de Arte Tigre se presenta en el MAT la exposición Xul Solar. Un imaginero en el Delta.

La muestra evidencia el estrecho vínculo de Xul con el río, la naturaleza, en síntesis, el entorno que el artista eligió como inspiración para el mensaje plástico-espiritual de sus últimos años. Más de 35 acuarelas, objetos y fotografías se exponen dando cuenta de las obras que produjo en Tigre entre 1954 y 1962. Proyectos para fachadas, zodíacos y sus visionarias imágenes de armonía universal, muchas de las cuales se exhiben por primera vez.

Arquitectura

El Tigre ha quedado estrechamente ligado a su obra. Durante 1954 realizó allí pinturas en las que propuso una nueva arquitectura para el Delta. Una arquitectura para él posible y deseable, que eleva sobre palafitos las construcciones en medio del agua que rodea a las islas. El entorno lo constituye una vegetación más presentida que vista. Pero no se trata sólo de pensar en términos arquitectónicos, aun cuando se puedan reconocer ciertas convenciones en la representación, como la presencia de la figura humana para dar la escala; el desarrollo en altura de los edificios en distintos niveles, el trabajo bidimensional en las fachadas -las cuales ocasionalmente buscan desplegarse en profundidad-, espacios con diferentes funciones, definidos a partir de planos de colores, y la utilización de madera y vidrio, que no sólo propone interiores luminosos sino que además trabaja sobre una calidad lumínica inestable por el reflejo de la luz en el agua.

Comunidad

Si ésta es la manera que en términos formales podemos describir sus proyectos para el Delta, lo cierto es que esas pinturas materializan su reflexión acerca del ser humano, pensado en términos comunitarios. Se trata de comunidades que se organizan en torno de preocupaciones espirituales y religiosas, donde el concepto de cultura es determinado por ellas. Por eso, para su Proyecto Pan Klú Delta, eligió este espacio para situar el Club Universal, aquel lugar de reunión y de confraternización que había fundado en 1939. Se puede pensar que sería allí donde podrían tener lugar las funciones de su teatro de títeres para adultos, dedicado a la representación de obras del teatro universal que, como Xul aclaró en alguna oportunidad, serían elegidas entre aquellas dotadas de un sentido religioso, místico y poético. Un teatro del que se conservan algunos títeres como La Muerte y máscaras como Sagitario, que, además, evocan otras de sus creaciones, como sus cartas de tarot. Pero, sobre todo, son índice de la comprensión filosófica de la astrología que está en su fundamento.

Fue sobre una base astrológica que realizó sus obras en los años cincuenta; además de las mencionadas, también su panajedrez ideado hacia 1940, cuyo tablero era el diccionario de la panlengua, la lengua artificial en la que aún trabajaba. Y a partir de las cartas astrales que realizó de sus amigos propuso una variación en torno al género tradicional del retrato, como se observa en su Horóscopo de Xul Solar.

Entre 1950 y 1956, Xul eligió distintas maneras de difundir su producción y también de presentarse a sí mismo. Para ello privilegió dar entrevistas que se publicaron en Leoplán, Coche a la vista!…, Mundo Argentino, El Hogar, Le Quotidien y Wells. Tal vez lo más sorpresivo es que luego del último reportaje que le hicieron, sólo volvería a aparecer en los medios en 1961, también como entrevistado, en El Mundo. Lo más sintomático fue la manera elegida por el cronista para introducirlo a sus lectores, como un “constructor de quimeras, [que] se había retirado del mundo, pero [que] volvió y lo encontramos”. Sin lugar a duda, se trataba de un cambio notable en la elección de vida del artista.

Naturaleza

Desde 1958 Xul eligió Li-Tao para vivir, apartado de Buenos Aires. Y, como le escribía a fines de ese año a su sobrino Curecho, quien también había preferido alejarse de la ciudad, en Salta él se encontraría “lejos de las neurosis y urgencias, banales o serias, de esta densa urbe, [donde] tendrás un clima propio, sano y favorable para crecer tú mismo.”

En ese aislamiento, roto ocasionalmente, su contacto con Buenos Aires era su esposa Lita, ahora su chela o discípula, además de algunos amigos de la pareja que los visitaban. Pero sobre todo, desde 1958 hasta su muerte en 1963, Li-Tao fue el lugar elegido para realizar gran parte de sus grafías y retratos-grafías: más de 270 pinturas, muchas de las cuales fueron firmadas en su Taller Río Luján. En este punto, las preguntas son varias. Algunas de ellas: ¿por qué aislarse y elegir el Tigre para hacerlo? ¿Qué significan esas obras? ¿Qué lugar ocupan en el conjunto de su producción?

Sólo alejado de la “densa urbe” era posible pensar y meditar por fuera de aquellas urgencias que la ciudad impone a quienes quieren vivir en ella. La elección del Tigre, por otra parte, parece natural para quien había nacido en San Fernando, frente a las islas, un paisaje que había llamado su atención y que había redescubierto hacia 1927. Una naturaleza en permanente cambio y transformación, donde él podía situar su lugar de origen.

Sabiduría

Pero si en 1954 había propuesto con sus proyectos para el Delta espacios comunitarios, guiado por la creencia de que el ser humano podía ser mejor y desarrollar en ellos sus condiciones espirituales, a fines de la década la situación parece haber sido otra. Es el hombre en soledad quien reflexiona sobre sus propias búsquedas y son ellas las que definieron un camino que hoy es reconocible a lo largo de toda su vida y su obra. El trabajo en pos de un conocimiento superior, la búsqueda de aquellas verdades a las que sólo unos pocos tienen acceso pero que es necesario hacer accesibles al mundo, universalizarlas. Un camino del que no se apartó y que le da una coherencia única.

Sabemos que en sus grafías Xul trabajó a partir de la creación de nuevos sistemas de escritura plástica, verdaderos textos narrativos en imágenes, y lo hizo con tal insistencia que la exposición de sus obras que preparaba para 1963 no alcanza para explicar su cantidad. Esa insistencia está justificada por el hecho de que cada una de estas pinturas encierra expresiones breves que constituyen una síntesis de pautas morales y religiosas que era necesario conocer y valorar. En ellas, son las voces de san Pablo y de Lao-Tsé, de Jesucristo y Ramakrishna, de Rudolf Steiner y de Aleister Crowley, es el I Ching y el Tao Te King, es la Virgen María (Reina Thea) y es Lita (“lux de Xul”), es la idea de la vida y de la muerte, es el Reino de Dios en la Tierra.

Fuente: La Nación y MAT

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