by Sabrina Garcia | 3 febrero, 2025 8:30 am
Por Guadalupe Delgado
Cuatro sillas, cuatro caras dibujadas con ojos saltones y bocas grandes viéndome sin parar. Latidos escandalosos, gritos, zapatillas de colores por doquier. Disparé, pero no como lo hizo ese adolescente la noche de ayer. Disparé con mí cámara rompiendo esa barrera intimidante de ser una desconocida en la tierra de aquel que huye; del que se defiende; del que está perdido; del que llora por las noches porque tiene miedo, y de muchos otros que no tuve el agrado de conocer todavía.
Traspasé por un rato el umbral de la incógnita, aunque por dentro me sentía culpable. Una piba con casa, con un plato caliente y tiempo para aprender, tiempo para crear despreocupadamente ¿Acaso era privilegio o una bendición? De pronto eran ellos los que me llamaban a jugar y los que querían verse a través del visor de este aparato interesante que portaba entre mis manos. “Este sos vos”, le dije a uno, y me encontré con ese brillo en sus ojos, “vos sos mi protagonista”, atiné a decirle, pero no me creyó.
Cumbia de amor, pasillos estrechos, murales audaces. Tarde de fútbol, olor a pasión. Jugo en polvo, dibujos coloridos. Sol radiante, abrazos, palabras de aliento. Ojos curiosos, oídos atentos. Corazón de fuego.
Ya no me sentía diferente. Ellos tenían algo que en mí carecía y después de caminar por el barrio, nos transformamos en nosotros. Era un mano a mano, un “trueque” como le dicen por ahí. Ellos me daban el valor y yo la esperanza. Me senté a escribir esta consigna. Pensando en mí ciudad, en el barrio de Virreyes que me vio crecer; en el colegio de Victoria en el que me formé; el río que me acompañó en mis momentos más abrumadores; pensaba en aquello que en verdad representa este sentido de pertenencia y es que no me alcanzan las hojas para redactar qué y quiénes son para mí. Me decidí a crear un espacio disruptivo, una revista llena del verdadero motor de esta ciudad. Con esos héroes y heroínas del barrio que lo hacen crecer, que les dan herramientas de vida, que lo mantienen en pie y lejos de una violencia desmedida que se acerca a nosotros como la ola de un tsunami. Los invité a encontrarse como protagonistas, porque eso significan para mí. Ya no están olvidados y ahora juegan con sus cascabeles en El Serpentario.
Guadalupe Delgado, le dicen Itsi, tiene 24 años, vive en Virreyes, es licenciada en Comunicación Social.
“Siempre tuve una mirada y vocación por lo social; el servicio; la comunidad, que me llevó a involucrarme en distintas actividades destinadas a gente de nuestra ciudad de San Fernando, pero sobre todo, actividades impulsadas desde nuestros propios vecinos: ‘Del barrio para el barrio’, se trata de crecer junto con el otro, un beneficio mutuo”, cuenta.
Y agrega: “Me interesa y apasiona el mundo de las artes, plasmar en un formato algo que me atraviesa me da el vértigo de sentirme viva. Cuando era más chica, dibujaba mucho y hacia collages. En la adolescencia, llegó a mí vida la necesidad de conocerme y encontrarme, de hablarme con honestidad y fue ahí que comencé a escribir. Cada manifestación artística, implica una terapia para mí, algún aspecto de mí vida personal que estoy trabajando”.
La obra según su autora
Actualmente trabajo en un hospital, lo que me dio la herramienta de vida que me faltaba para completar algo que no sabía hasta ese momento. Conocí el dolor y lo acompañe; conocí la soledad en el último aliento; conocí historias de todo tipo; observé y escuché; conocí el volver a vivir y sanar. Confío en que las cosas suceden por alguna razón, que el universo puso en mi vida todas estas cuestiones y ahora me tocaba a mí decantarla en algún lugar.
Creé un espacio para fomentar la cultura; el deporte; para incentivar a vecinos a que cuenten sus propias historias; que encuentren un lugar para debatir y reflexionar pero que también aprendan algo nuevo. Los invité a formar parte de algo que desafía a sus propios conceptos, estructuras, ideologías, y que también les da un incentivo a enamorarse de su propia historia. Lo llamé El Serpentario y tiene un formato de revista digital, que demuestra y fomenta el sentido de pertenencia de nuestra gente, del cual se hicieron parte y hoy somos una comunidad que busca retribuir de forma positiva a nuestro barrio, que demuestra nuestra esencia y mucho más.
Así llegué al barrio San Jorge, de la mano de infancias que cuentan a su manera y con sus tintes, lo que viven día a día. Fui con mi cámara para registrar esos momentos pero me lleve más que sólo fotografías y relatos. Cuando llegué a mi casa, un mensaje de un amigo me dejó pensando “te comparto esto que vi hoy porque estoy seguro de que va a salir algo lindo” adjuntaba con un posteo del concurso de San Fernando Nuestro. Jamás había participado de nada, porque siempre creaba para mí como algo muy íntimo, pero ese día estaba tan movilizada por todo lo que había transcurrido que me senté a escribir. Simplemente dejé que las palabras conformaran una obra, algo mío pero también de ellos. Lo envíe y me olvidé. Un tiempo después, con mucha sorpresa, me llegó otro mensaje anunciando que había quedado preseleccionada. Ya me sentí ganadora, porque había alguien que había empatizado conmigo, con ellos, con el barrio. Esa es una de muchas victorias que guardo como tesoro, que me alienta a seguir adelante y seguir apostando por nuestra ciudad, por nuestra gente, por su cultura y su identidad.
*El presente cuento obtuvo el tercer puesto en el certamen ‘Te cuento San Fernando’ que organizó San Fernando Nuestro al cumplir el décimo aniversario del medio. La obra forma parte del libro digital que recopila las obras preseleccionadas en los concursos de fotografía y relatos breves. El trabajo se puede descargar en forma gratuita desde el siguiente link
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