ENTREVISTAS
Rugby: violencia, clase y deporte
Por Mariano Schuster
Probablemente, Francisco Salse no se corresponda con la imagen estereotipada del “rugbier típico” que tenemos en Argentina. Juega al rugby desde los 4 años en el Club San Fernando. El origen social familiar no es de clase alta. Desde su lugar de amante de ese deporte, da respuestas personalísimas sobre el asesinato de Fernando Báez Sosa por parte de un grupo de rugbiers. Psicólogo de profesión, asegura que existen marcas violentas y sexistas en el deporte que practica. A la vez, comenta la existencia de un panorama mucho más amplio. Su mirada es eso: su mirada. ¿Particular? ¿Atípica? Puede que si. Pero existe.
Francisco Salse, tiene 25 años y juega al rugby de los cuatro años en el Club San Fernando “es uno de los polideportivos más grandes de Sudamérica. Tiene un hockey muy fuerte y también tiene una impronta en remo, canotaje y otras disciplinas náuticas. Históricamente, al menos lo fue. En su momento tuvo muchos resultados en rugby. Hoy está más flojo en términos de resultados en rugby pero sigue siendo un club importante en el área”, explica.
¿Cómo empezaste?
Por mi familia. Mi papá jugaba en el mismo club donde yo juego, que es San Fernando. Un tío por parte de mi mamá y mi abuelo también jugaban ahí. Mis padres se conocieron en el Club.
¿Qué te pasó cuando viste las noticias del asesinato de Fernando Báez Sosa por parte de un grupo de rugbiers?
Me dio mucha tristeza, la verdad. Y a su vez, con todas las situaciones que vienen en escalada en el último tiempo, tampoco me sorprendió mucho. La realidad es que son cosas que pueden llegar a pasar. Yo por suerte nunca estuve cerca de eso pero mi grupo de amigos sí. Estuvieron en peleas que pudieron haber terminado igual. Lamentablemente, en este caso, por lo que leí y escuché, se le pega a traición y se le dan patadas en la cabeza. La verdad es que situaciones de ese tipo no vi, pero si escuché. La realidad es que si me pregunto si estuve lejos de estar en una situación así, mi respuesta es no. No estuve lejos. Yo en lo personal no, pero sí gente que conozco.
¿Cómo concilias eso con tu amor por el rugby?
Trato justamente de hacer un cambio desde adentro. Te podría decir un montón de cosas que hacemos en el Club o que hacen amigos míos. Trato de agarrarme de eso. Yo veo el deporte como algo muy lindo, que viene de familia pero que a mí me gusta mucho realizarlo. Lamentablemente, tiene cosas que hay que seguir laburando. Ahora vengo justo de leer cosas que se están escribiendo sobre los terceros tiempos, y la verdad es que eran mucho más violentos antes que lo que son ahora. Los llamados “bautismos” son mucho más tranquilos. Muchos pibes, si ven que alguien la está pasando mal, dejan de hacer jodas o chistes que puedan herir. Es mucho más medido.
Trato de quedarme con lo bueno y, como entrenador de chicos más chiquitos, intento hacer una bajada de línea más acorde a los tiempos de hoy y a lo que yo creo que debe ser el rugby.
¿Sentís que hay clasismo en el rugby?
Sigue habiendo pero mucho menos que antes. El rugby se popularizó mucho. Llegó a sectores sociales a los que antes no llegaba. En mi Club, particularmente, hay de todo. Y cuando te digo que hay de todo es porque hay de todo en serio. Hay clubes más clasistas que otros, históricamente, pero el nuestro la verdad es que es un rejunte de todo tipo de clases sociales.
Aunque haya de todo, ¿sentís que la mirada sobre los pibes de extracción social más humilde es la misma que la que hay sobre los de clases más acomodadas?
Mirá, me parece que es algo que corre en paralelo a lo que pasa a nivel social en general. No es algo propio del rugby. La verdad es que lo que si veo que pasa es que todavía, aunque el rugby se popularizó mucho, todavía el acercamiento de los sectores populares se produce más inmediatamente con el fútbol. En San Fernando tenemos, sin embargo, jugadores de distintas clases y sectores sociales. Mirá, te pongo uno. Hay un chico, del cual obviamente no voy a dar el nombre, que vino al club hace alrededor de siete años. Además de venir de la villa que está al lado del club, tiene muchas complejidades en la vida desde lo social e incluso desde lo neurológico. Él viene a todos los viajes, a todos los partidos, y jugó en la preintermedia con todos nosotros. Ahora no está jugando por los problemas que podrían generarle los golpes en la cabeza. A ese pibe hoy se le abrieron un montón de posibilidades que, quizás, antes no hubiese tenido.
De todos modos, yo creo que sí hay clasismo extendido en el rugby. Es verdad que hay clubes como el mío, pero no quiero decir que todos sean así. Tampoco quiero marcar que el mío sea una excepción. Sí hay clasismo extendido .También creo que pasan otras cosas muy distintas.
¿Y qué pasa con el machismo?
Existe y persiste. Pero la verdad creo que es como todo. Siento que hay mucha más concientización y mucho más laburo sobre el tema. El tema, para mí, es que es un deporte muy físico, de mucho contacto. Y es muy difícil que no quede unido a características machistas en lo que es la subjetividad de cada uno. Hay un discurso de que el que juega mejor es el que es más fuerte, de que el que pega mejor es que más se golpea o se caga a palos. La pregunta es cómo hacemos para que esa persona quede corrida de ese lugar machista. Yo lo veo muy relacionado, la verdad.
¿Sentís que eso afecta la personalidad de esa persona fuera del vestuario? ¿Se reproduce la idea de ser “el más macho”?
Si te digo que no, te estoy mintiendo. Justo tenés la suerte o la desgracia de estar hablando con un psicólogo. Esto define mucho tu personalidad. Pero yo también creo que esto se puede trabajar sobre las personas. Es verdad que el rugby puede producir o acentuar una personalidad machista, pero también es cierto que no es necesario abandonar el rugby para poder charlar, formar conciencia, y pensar esa personalidad y modificarla.
Hay mucha gente que no solo correlaciona rugby con violencia machista y sexista, sino que le asigna causalidad. Es decir, en lugar de decir “el rugby tiene correlaciones con un tipo determinado de violencia”, asume que hay una “esencia” del rugby que es “la causa” de estas violencias. Es el discurso cuyo lema podría ser: “la culpa es del rugby”. ¿Qué pensás al respecto?
Me pasa que estaría mucho más de acuerdo en pensar que puede haber marcas del rugby que producen violencia, pero que no es algo tan lineal. Creo que, al mismo tiempo, hay gente que dice “el rugby lleva a matar” y, por otro, hay gente suavizando todo e intentando decir que “no hay nada en el rugby que se relacione con eso”. Me parece que no va por ninguno de los dos lados. Desde el mundo del rugby no se puede decir que el chico “falleció”. Porque la realidad es que al pibe lo mataron. Y lo tenemos que decir tal como es.
Creo que se tiene que hacer un laburo desde la UAR. Un laburo que tiene que llegar a todos los clubes en el que pensemos cómo se maneja un jugador de rugby con sus amigos del rugby, entre otras muchas otras cosas. Hay mucha gente que tiene razón, porque no son casos aislados los de violencia. Mataron a un pibe, hubo una noticia de que un grupo de rugbiers divulgaban videos íntimos de una piba…y, la verdad hay que laburar sobre estos temas. Evidentemente, hay un problema.
Al mismo tiempo te digo que, como jugador de rugby, me duele ver que todo lo malo se relaciona con el deporte que yo practico. Eso no te puede llevar a decir que “todos son una mierda y unos hijos de puta”.
¿Qué te pareció el comunicado de la Unión Argentina de Rugby?
Me hubiera gustado que digan que fue un asesinato, porque la verdad es que eso es lo que fue. Al mismo tiempo, creo que se están haciendo cargo de la situación, reconociendo que hay cosas que están sucediendo que no deberían suceder, y dicen que van a tomar cartas en el asunto. Ahora hay que ver que se hace efectivamente, pero yo espero que se cumpla con eso.
Ahora, también te digo que me parece que cualquier cosa que hubiesen dicho la iban a tomar a mal. Si siguen relacionando y mezclando todo, diciendo que rugby es “cheto”, “clase alta”, “hijo de puta”, y no se ve todo lo que pasa y lo que se charla en un mundo que es mucho más que eso, entonces no sé qué se pretende.
Contame un poco sobre ese mundo que calificás como “más amplio” dentro del rugby.
Mirá, un poco por todo lo que te conté de San Fernando, siendo un club posicionado en un área económicamente bastante fuerte, tenés de todo. Yo te puedo nombrar clubes de rugby de barrio, que hacen un laburo increíble con pibes que viven situaciones muy jodidas. Virreyes Rugby Club es uno. Yo no te podría ni explicar el laburo que hacen con pibes de la zona, encargándose de que vayan al colegio, sosteniéndolos emocionalmente, bancándolos en todo. Tienen un club impresionante y son pibes de la villa. No te estoy hablando de un caso aislado, como sería el nuestro que tenemos algunos pibes. Acá te estoy hablando de que hay clubes, y son muchos, formados por pibes de las villas.
Claro, cuando la gente dice Rugby, mucha gente piensa automáticamente en CASI, en Newman, Champagnat. Piensan en clubes más históricos con gente de mucho mayor poder adquisitivo. Pero hay un montón de clubes de barrio. Vas a jugar a Lanús y vas a encontrar eso. Vas a Moreno, y pasa lo mismo. Eso de que el rugby es totalmente clasista es falso.
¿Vos te definirías como de clase alta? ¿Tu inicio en el rugby tiene que ver con eso, tiene una marca de clase?
Justamente todo lo contrario. Mi viejo nació a una cuadra de una villa en la calle Uruguay en San Fernando. Fue a jugar al básquet al club y después empezó a jugar al rugby. No tuvo ningún problema desde ese lado. Consiguió laburo a partir del club, le surgió una oportunidad del trabajo, y así fue progresando y hoy te podría decir que le va muy bien. Acá tenés un ejemplo de alguien que no.
¿Creés que tendría que haber departamentos educativos en los que se converse sobre violencia, género, clases sociales?
Sí. Violencia, primero y más que nada. Para que mientras se trabaja todo lo que está de fondo, estas cosas no pasen más. Si, creo que estaría bien. Ahora, yo pregunto: ¿lo que queremos es hacer esto para que la gente pueda practicar el deporte que le gusta o queremos decir que el rugby es una mierda y que no tiene que existir más? Yo creo que hay que apuntar a lo primero. Hay que modificar lo que está mal, lo que no funciona. Que haya espacios de conversación, pedagógicos, de debate. Pero con eso no alcanza. También tiene que haber castigos a las personas desde el mundo del rugby. Tiene que haber una bajada de los clubes en la cual quede claro que ciertas cosas no se toleran. Ahora, si lo que se quiere es otra cosa, ya no sé. Yo leí y escuché gente diciendo “que se los cojan a todos en el pabellón porque el rugby es una mierda”. Perfecto, si lo que se quiere decir con esto es que el rugby no tiene que existir más, entonces… ¿de qué recuperación, recapacitación y cambio estamos hablando para el deporte?
Nota publicada en Panamá Revista. Fotos: Sport Photos