OPINIÓN

PRO, Fase II

Martín Kunik

Por Martín Kunik*

En un principio, el PRO fue un partido de contención. Pasaba con la ambulancia y recogía a todos aquellos que se habían quedado fuera de las estructuras partidarias. Ahora inició su fase de expansión, en la que va a tener que salir a alquilar estructuras que traccionen votos desde municipalidades populosas. Massa es la llave ¿Cuánto peronismo aguanta la coalición PRO-UCR-CC? Todo aquel peronismo no kirchnerista y todo aquel que le permita construir territorialmente sobre su estructura.

Después que la UCR aceptó conformar una coalición con el PRO y luego de las PASO porteñas se leen en los diarios dos clases de artículos. Unos hablan sobre el lugar que ocupa el PRO en el sistema de partidos argentino. Otros tratan de justificar, desde una perspectiva radical, por qué un partido que se asume socialdemócrata se une a uno liberal. Valoro los aportes, sin embargo creo que unos solo se quedan con la panorámica y un reconocimiento tardío al PRO. Y los otros pecan de cierto sesgo ideológico asumiendo a la alianza UCR-PRO-CC como antiperonista.

Ya en 2010, el PRO había demostrado en la elección en Santa Fe que si se lo proponía podía dejar de ser un partido municipal y proyectar sus aspiraciones provinciales y nacionales a hechos concretos. Esta situación se volvió a repetir en las últimas PASO donde Miguel Del Sel ganó la elección. Es necesario poner la lupa en Santa Fe para dar cuenta que el PRO está lejos de ser un partido con sesgo antiperonista. El armado del PRO en esa provincia no se respalda solo en una figura mediática con buena llegada a la gente sino en una estructura territorial de sindicatos peronistas. Si uno mira las listas de diputados provinciales va a encontrar gente del sindicato de plásticos (liderado por Vicente Mastrocola), de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (Gerónimo “Momo” Venegas), de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hotelera y Gastronómica (Luis Barrionuevo) y de UPCN Santa Fe (Jorge Molina). Detrás de todo este armado tenemos a otro peronista, el diputado nacional Jorge Triaca hijo.

Cómo sabemos, en la ciudad de Buenos Aires el macrismo tiene figuras de procedencia justicialista. Los más conocidos son Cristián Ritondo y Diego Santilli. Ahora bien, también podemos nombrar a Álvaro González (de origen santafecino, ahora porteño) Humberto Schiavone (de origen misionero y pieza clave del armado nacional), el Tino Spinozzi (Santa Fe) y, por qué no, el periodista deportivo Fernando Niembro. Así vemos que el peronismo dentro del PRO no es light a pesar de que el mensaje sea desarrollista focalizando así al centro del electorado.

Ahora bien, si nos preguntamos cuánto peronismo y qué peronismo aguanta su coalición yo diría que todo aquel peronismo no kirchnerista y todo aquel que le permita construir territorialmente sobre su estructura.

En este momento, Scioli está ganando ampliamente en las encuestas y el talón de Aquiles del PRO sigue siendo la provincia de Buenos Aires. Con Capital dentro del bolso, con Santa Fe en las vísperas de que caiga Roma, con Córdoba en una coalición mágica pero competitiva y con una Mendoza radical dispuesta a votar a Macri a nivel nacional; Buenos Aires se ve como una tarea casi imposible. Para llegar a la segunda vuelta el PRO va a tener que arreglar con los barones bonaerenses que siguen a Massa, en su mayoría peronistas. Si bien Massa va a vender cara su bajada de candidatura para ser gobernador, la coalición “antiperonista” (aunque peronista) de la UCR-PRO-CC tendrá en los próximos meses como objetivo negociar candidaturas y cargos en el principal distrito del país. Hay que apurarse, porque si Randazzo baja a competir en la provincia, el oponente conoce el paño provincial más que ninguno.

En un principio, el PRO fue un partido de contención. Pasaba con la ambulancia y recogía a todos aquellos que se habían quedado fuera de las estructuras partidarias tanto del peronismo, el radicalismo como aquellos partidos chicos de distrito. Una vez consolidada su gestión en la Capital Federal aparece una etapa de expansión. En esta etapa hay mucho de prueba y error e incertidumbre sobre cómo va a concluir. La realidad es que el PRO logró gobernar Vicente López, un municipio de baja densidad pero de estratos altos, por lo tanto con recursos. Ese fue el primer pie puesto en la provincia y pueden venir más en el mediano plazo si los recursos, la estrategia territorial y la persistencia se encolumnan detrás del objetivo de expansión.

En el corto plazo, para estas elecciones, el PRO va a tener que salir a alquilar estructuras que traccionen votos desde municipalidades populosas. Massa es la llave.

En síntesis, Macri puede ser desarrollista o liberal. Lo que ustedes quieran. Ahora, Macri sabe muy bien que si Dios atiende en la ciudad de Buenos Aires, el peronismo te atiende en la provincia.

* Martín Kunik. Politólogo (UdeSA). Director Ejecutivo del Programa de Políticas Públicas Metropolitanas de la Universidad de San Martín

Nota publicada en Bastión Digital


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