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Por la caída de las ventas, cierran locales en los centros comerciales de nuestra ciudad
Virreyes y el centro de San Fernando son algunas zonas golpeadas. Influyen también los ajustes en las tarifas de servicios públicos y los aumentos en los alquileres.
La caída de las ventas, la suba de los servicios públicos y el aumento de hasta el 30% del precio de los alquileres fueron determinantes para que negocios de los principales centros comerciales de nuestra ciudad tuvieran que cerrar en el último año. Mientras se mantiene este escenario y numerosos locales siguen vacíos, los que se resisten a bajar las persianas diseñan alternativas para atraer clientes, como descuentos por pago en efectivo, cuotas sin interés con tarjeta de crédito y rebajas por comprar más de un producto.
Los inquilinos tomaron la decisión de cerrar sus locales cuando la caída en las ventas se hizo insostenible, lo que volvía imposible que pudieran reponer mercadería y pagar el alquiler, las boletas de luz y gas, y el sueldo de los empleados. Algunos de los rubros que se vieron más afectados son indumentaria, calzado, fiambrería y ferretería.
El de Avenida Avellaneda, en Virreyes, y el de Constitución, son los paseos de nuestra ciudad más golpeados. “Hace pocas semanas cerró una pizzería en Avellaneda al 2600. Y cerca de la estación hay varios locales vacíos. Los costos fijos están muy altos y no se vende porque no hay plata en la calle”, analizó Facundo Venencio, que preside la Cámara de Comercio de Virreyes.
En las tres últimas cuadras de Constitución, llegando a Canal, es donde más locales cerrados hay. Según los comerciantes, es porque allí el poder adquisitivo de los clientes es menor y las ventas se vieron más afectadas.
Mientras cada vez es más común encontrar vidrieras con carteles de “liquidación por cierre” o “se alquila”, muchos comerciantes resisten con ofertas y descuentos que seducen clientes. En el local de ropa para mujer “Bien Aventurada”, en Constitución, reparten folletos con un 25% de ahorro abonando en efectivo. “Para el inicio de clases, por ejemplo, pusimos dos remeras para chicos por $120”, graficó Débora Contreras, de otro local de indumentaria. José Soto, que hace 35 años es dueño de una juguetería de Avellaneda, aportó: “Tuve que achicar el margen de ganancia. Hay que competir más”.
Fuente: Agustina Heb para Clarín
En constitucion hay como 600 negocios de ropa por cuadra y no hay gente suficiente como para comprar todo eso