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Pilar ahora le pone freno a las construcciones en humedales y pide obras para mitigar inundaciones
Con inversiones privadas, el municipio de Pilar coordina un plan para que los barrios cerrados construyan reservorios de agua y así aliviar los desbordes del río Luján; Pilará, el primero en hacerlo.
Tras las últimas inundaciones, a fines del año pasado, donde hubo miles de damnificados, un estudio de la UBA reveló que las urbanizaciones, countries y desarrollos privados juegan un rol central en el escurrimiento de las aguas.
Así también lo entienden las nuevas autoridades pilarenses, que frenaron al menos 11 nuevos proyectos y que han convocado a 50 barrios cerrados para resolver de qué forma mitigan anegamientos e inundaciones, los corrigen o colaboran en su prevención.
La convocatoria de la Municipalidad de Pilar se denomina Diálogos Hídricos y comenzó la semana pasada. Directivos del distrito, hidrólogos y responsables de los barrios se juntaron para poder diseñar una estrategia de trabajo.
“La idea fue atrevernos a innovar en una relación que no siempre se dio así. ‘Ustedes son parte de la solución, no sólo del problema': ése es el planteo que llevamos. Tuvimos que identificar reservorios, hacer mantenimiento de cauces de agua y fuimos identificando desde lo menos a lo más conflictivo con involucramiento del sector privado”, explicó Nicolás Ducoté, el intendente de Pilar, que agregó que serán los emprendimientos privados los que pagarán las obras que haya que hacer.
En el distrito hay 152 barrios cerrados, desarrollos urbanos y countries que ocupan aproximadamente el 24% del territorio. Unos 50 están en la cuenca del río Luján. En la última gran inundación de noviembre, hubo miles de afectados.
Pilará será el primer barrio cerrado en encarar planes para mitigar el avance del agua. Este desarrollo no es precisamente uno de los que causa mayor inundación aguas abajo, aunque padece las lluvias fuertes y los desbordes del río Luján. Sin embargo, están dispuestos a trabajar en ser parte de la estrategia de toda la cuenca.
“Uno de los aspectos positivos de estos barrios es que tenemos la posibilidad de hacer mediciones de los fenómenos. Queremos entender cómo funciona dentro de la cuenca y queremos identificar el problema. Desde el inicio este barrio quiso trabajar en estas cuestiones”, indicó Adolfo Díaz Alberdi, CEO de Pilará.
Las dos líneas de trabajo que se analizan con los expertos son las de facilitar los drenajes de arroyos -a Pilará lo atraviesa el Carabassa- y canales, y la construcción de reservorios en espacios verdes, como canchas de golf.
“Tratamos de pensarlo teniendo en cuenta todas las modelizaciones que prevén un mayor nivel de precipitaciones en la Cuenca del Plata y Pilar no está ajeno”, detalló Javier Corcuera, secretario de Ambiente de Pilar, que advierte que se espera un pico de lluvias para el mes próximo.
Un estudio de la UBA, realizado el año pasado sobre el valle de inundación de la cuenca baja del río Luján (Pilar, Exaltación de la Cruz, Campana, Escobar), indica que el riesgo de inundación alcanza en esta zona el valor máximo. “La llanura de inundación del río Luján en el límite Pilar-Campana pasó de tener un ancho inicial de 4593 metros a 2573 metros, ya que fue ocupado en Pilar por una de estas urbanizaciones cerradas. Esta pérdida representa una disminución del ancho de la llanura de inundación del 44% en aproximadamente seis kilómetros. Obviamente, todo esto tiene un costo ambiental y social. El río queda ‘encajonado’ por estos emprendimientos, con menos espacio para que se disperse y discurra el agua en forma normal, por lo que entonces busca nuevos caminos, se acumula e inunda otras zonas que se encuentran aguas arriba”, indicó en noviembre pasado la Comisión Asesora del Comité de Cuenca del Río Luján (CAC).
La UBA también señala las responsabilidades del Estado al denunciar “la falta de un sistema de alerta que permita anticipar acciones, la ausencia de un plan de contingencia, la falta de regulación en el uso del suelo y la falta de obras de infraestructura”. Así, el informe de la UBA resume las causas de los desbordes en el río Luján en dos grandes bloques repartidos por ubicación geográfica: la cuenca alta (partidos de Arrecifes, San Andrés de Giles, Luján, Mercedes y Exaltación de la Cruz) y la cuenca baja.
En los barrios cerrados la situación es disímil. “En algunos casos, como el de Pilará, estamos avanzando de manera proactiva. En otros, tal vez será más reactiva. Pero es claro que tenemos que trabajar juntos”, agregó Corcuera.
El municipio también planea incorporar tecnología digital para dar seguimiento a los nuevos desarrollos que, por el momento, están frenados. “La idea es que si, por ejemplo, tienen planeada una cancha de fútbol, ya se construya a tres metros de profundidad. Estas obras comenzadas desde el principio son mucho más fáciles y económicas”, agregó Ducoté.
También los barrios humildes de la zona, como Los Grillos, están expectantes por las obras que mitiguen las inundaciones. De hecho, ellos trabajan en “arreglos” precarios para ayudar en los drenajes de agua. Una vecina, Josefina Impapavia, comentó: “La última inundación me dejó sin nada. El agua me arruinó todo, camas, colchones, hasta una heladera que había comprado recién. Me tuve que mudar con mis hijos dos semanas a lo de un vecino que estaba mejor que nosotros. Y los hombres se quedaron en una carpa”.
Por otro lado, el fiscal federal de San Isidro, Fernando Domínguez, solicitó a la juez de esa misma jurisdicción, Sandra Arroyo Salgado, una medida cautelar para que se ordene la paralización precautoria “de toda obra que se lleve a cabo en los barrios y clubes privados emplazados en la planicie de inundación del Río Luján y en el Delta del Paraná, como así también de los emprendimientos urbanísticos en construcción y de aquellos cuyas obras no han iniciado”.
La medida se conoció a fin de febrero (ver: Un fiscal solicitó paralizar obras de barrios y clubes privados sobre el Río Luján y en el Delta del Paraná). El magistrado tuvo en cuenta “las graves consecuencias que causan esos desarrollos en el medio ambiente y su incidencia en las inundaciones de vastas zonas territoriales”.
Fuente consultada: La Nación