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Los misterios y las contradicciones del caso Damián Stefanini
Un socio destapó un oscuro entramado de relaciones financieras. Su supuesto rol como prestamista. Las principales hipótesis.
Hay más incógnitas que certezas para los investigadores del caso del empresario de San Fernando desaparecido Damián Stefanini. No hay ningún indicio de dónde pudo haber pasado los últimos 15 días después de la última vez que se lo vio, el 17 de octubre pasado. Pero las autoridades tienen algo muy en claro: la desaparición fue planeada. La duda es si fue por él (la hipótesis de la fuga), o si el asunto lo manejaron profesionales del crimen.
Qué se sabe. Antonella Ognio, la esposa con la que el empresario tiene una beba de seis meses, contó que su marido dirige una empresa que fabricaba sillas y sombrillas que se comercializaban en Punta del Este. Se mostró desconcertada y dijo que Stefanini “es una persona completamente transparente, no tiene ningún secreto ni problemas financieros”.
Su testimonio quedó pronto en el terreno de lo ingenuo. El automóvil Audi S4 negro, en el que Stefanini se movilizaba cuando fue visto por última vez, apareció 48 horas después de su desaparición en el barrio de Florida, Vicente López. Estaba a 20 metros de la casa de su contador, en el cruce de la calle Melo y las vías del Ferrocarril Mitre, sin trabas y sin batería. Un testigo vio a una persona bajarse del vehículo y asegura que no se parecía en nada al buscado empresario. El contador, por su parte, contó: “Ibamos a almorzar ese día, pero nunca llegó”.
La causa quedó paralizada hasta el fin de semana siguiente cuando apareció un testigo clave, que destapó un entramado de negocios ocultos. El hombre se presentó ante la Justicia como uno de los socios principales de Stefanini, aunque ningún integrante de su familia dijo conocerlo. De acuerdo a su testimonio, un prestamista le estaba reclamando una suma muy importante de dinero. Además, sostuvo que la actividad principal del empresario no sería la fabricación de sombrillas, sino el armado de sociedades anónimas para canalizar fondos de origen “injustificable”. El detalle que brindó el supuesto socio indica que la persona con la que Stefanini mantiene una gran deuda es un reconocido empresario del mercado del dólar paralelo.
“Yo le atendía el teléfono, me mostraba todo, dejaba su iPad sin contraseña, es una persona transparente”, insistía su mujer ante los medios. ¿Cuantos secretos podría guardarle? Al parecer, demasiados. Hay muchas versiones, teorías y rumores, todos distintos, pero con algo en común: de acuerdo a ellos, el empresario no se dedicaba sólo a fabricar sombrillas.
“Stefanini tenía asuntos financieros. Traía dólares del Paraguay y los cambiaba a 12 pesos por grandes sumas en la Argentina”, aseguró el periodista Jorge Boimvaser. Según Boimvaser, el mismo día de la desaparición del empresario, el gobernador de Corrientes Ricardo Colombi -cercano al suegro de Stefanini- habría llamado al ministro de Seguridad Alejandro Granados para pedirle especial atención con este caso. “No decimos que Colombi estuviera involucrado en la maniobra, pero no la desconocía”, sostuvo el periodista. Perfil.com intentó comunicarse en varias ocasiones con el mandatario provincial, pero no obtuvo respuesta.
Los investigadores están convencidos de que el entorno familiar sabe más de lo que dice. El suegro de Stefanini, Horacio Ognio, trascendió en un primer momento por estar vinculado a Carlos Carrascosa, acusado por el homicidio de María Marta García Belsunce. Además fue el primero en ofrecer una conferencia de prensa para hablar sobre la desaparición de su yerno, y aclaró cosas que nadie le había preguntado. Por ejemplo, dijo que no tenía ningún vínculo comercial con el empresario que, de nuevo, se dedicaba únicamente a la fabricación de muebles.
¿Por qué la familia insiste en callar sobre la supuesta actividad del empresario como prestamista? Los socios que declararon ante la Justicia desmintieron la versión del suegro. Ognio es dueño de una de las inmobiliarias más grandes de Corrientes, y su negocio fue asaltado en 2009 y 2011. En uno de los robos, los delincuentes fueron claros: “Sabemos que acá tenes mucha guita”.
Los encargados de la causa sospechan que Stefanini podría administrar fondos paralelos de la inmobiliaria de su suegro, montos que usaba en su rol como prestamista. Intuyen, además, que sería difícil operar esa clase de negocios sin alguna complicidad del poder policial, judicial o político mirando para otro lado.
Fuente: Perfil.com