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Lagunas artificiales en barrios cerrados de la cuenca del río Luján, un fenómeno que crece

Lagunas artificiales en barrios cerrados de la cuenca del río Luján, un fenómeno que crece

El negocio inmobiliario a gran escala que genera fuertes contrastes urbanísticos implica también importantes transformaciones paisajísticas.

Un rápido relevamiento a través del programa informático Google Earth permite observar los cambios operados durante los últimos diez años, mediante la utilización de imágenes satelitales.

A las tradicionales canteras dedicadas a la obtención de tosca para comercializar, se suman en la última década movimientos de suelo destinados a lagunas artificiales, como parte de un fenómeno en crecimiento que está atado al desarrollo de barrios cerrados de diversas características. Además de definir un fuerte contraste entre barrios populares y urbanizaciones amuralladas, el negocio inmobiliario así enfocado implica una importante modificación del entorno natural con fines paisajísticos.

En algunos casos, esas lagunas implican la alteración de arroyos naturales mediante su ensanche o cambio de curso. La existencia de estos espejos de agua constituye un elemento extra para la comercialización, al promocionárselas como parte de un entorno natural privilegiado, aunque artificial.

La situación vinculada a la proliferación de lagunas artificiales es un fenómeno todavía más acentuado en la cuenca baja del río Luján, con un fuerte impacto en las características topográficas de vastas zonas cercanas al río.

Según un trabajo difundido años atrás por las investigadoras Patricia Pintos y Alejandra Mercedes Sgroi, “los emprendimientos de urbanización a los que denominamos ‘urbanizaciones acuáticas’ plantean, por regla general, la transformación drástica del terreno natural a través de terraplenes, rellenos, excavaciones y refulados en zonas principalmente constituidas por bajos y humedales”.

En dicha investigación se planteaba que “la propuesta urbanística de estos emprendimientos reproduce un patrón consistente en un conjunto de barrios cerrados –construidos en suelos por debajo de la cota 7.5- con parcelas en su mayoría frentistas a lagunas producidas artificialmente; estas tierras transformadas en lagunas aportan el material de préstamo para la consolidación de los polders o terraplenes intersticiales que conforman el área urbanizable”.

“Considerando la totalidad de las urbanizaciones en estudio, las superficies correspondientes a lagunas o canales artificiales arroja una cifra de 1.822 hectáreas, es decir, que representa el 25 por ciento de la superficie total de las urbanizaciones acuáticas. Estas cifras dan cuenta de la magnitud y el impacto de las transformaciones producidas por estos emprendimientos urbanos dentro del área de estudio”, describían Pintos y Sgroi.

Como caso testigos, el trabajo describe la situación del complejo San Sebastián, en el partido de Pilar, responsabilidad de la empresa EIDICO: “El proceso de desarrollo se plantea en cuatro etapas -en 2011 transitaba la cuarta- con un 85 por ciento de avance según se publica en su página web. Tendría el 100 por ciento de 10 barrios suscriptos, lo que significa alrededor de 3500 lotes vendidos. De lo observado en la imagen satelital del Google Earth de marzo de 2010, para entonces se estaban completando obras de movimiento de suelos, terraplenes, rellenos, excavaciones y refulados, la creación de canales, lagos y lagunas artificiales (156 hectáreas) con su sistema de regulación interna y la conformación de los polders, trazado de calles, provisión de infraestructura y forestación”.

Fuente: Nicolás Grande para El Civismo


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