by Sabrina Garcia | 14 noviembre, 2015 12:01 am
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Por Lorena Moscovich y Pedro Antenucci*
Buenos Aires es importante. Sea Daniel Scioli o Mauricio Macri, el ganador del próximo ballotage deberá contar con el apoyo mayoritario de los votantes bonaerenses para vencer. La primera vuelta electoral del 25 octubre permitió constatar una pluralidad de comportamientos por parte de los votantes, que evalúan sus opciones y meditan estrategias para diferentes cargos y fuerzas políticas.
También hubo un recambio generacional de los intendentes. Y se mostraron las incipientes consecuencias de las PASO en la democratización interna de los partidos. Todos son todos fenómenos dignos de mención en el análisis de las elecciones en los municipios de la provincia de Buenos Aires, y así lo interpretaron varios colegas que comenzaron a indagar sobre estos asuntos (Como por ejemplo Murillo, Mangonnet y Rubio o Calvo y Pomares).
La provincia de Buenos Aires fue la estrella de los inesperados de la primera vuelta. María Eugenia Vidal, candidata a gobernadora por Cambiemos, dio el batacazo y ganó. Y Aníbal Fernández será recordado por ser el primer candidato a gobernador que perdió en Buenos Aires luego de 28 años de peronismo.
Las sorpresas no terminan allí Vidal obtuvo 7 puntos más que Mauricio Macri, que compitió como candidato por el cargo a presidente por Cambiemos, y Fernández unos 2 puntos menos que Daniel Scioli (el presidencial del oficialista Frente para la Victoria).
Si en la provincia perdió el oficialismo y el corte de boleta fue grande entre los cargos de gobernador y de presidente, vale la pena preguntarse: ¿qué pasó en los municipios? Diferencias de votos por cargo dentro de un mismo partido A nivel local el corte de boleta fue importante, pero no sólo porque los oficialismos lo promovieron para mantenerse en el cargo (o los votantes eligieron la continuidad).
Los intendentes a veces perdieron votos con relación a los candidatos para otros cargos de sus mismas fuerzas. Si tomamos algunos ejemplos, excluyendo los municipios donde hubo listas colectoras para facilitar el análisis, vemos que en Púan el candidato a intendente de UNA y en Saavedra el de Cambiemos obtuvieron sólo un tercio de los votos que ganaron sus referentes para la gobernación.
Lo mismo pasó en los más poblados de Malvinas Argentinas y San Miguel: allí los intendentes de Cambiemos obtuvieron menos de la mitad de los votos de Vidal. En los 10 municipios donde el candidato a intendente obtuvo una diferencia mayor al gobernador de su partido, el partido beneficiado fue Progresistas (estos candidatos a intendentes obtuvieron entre 50% más votos en Necochea y 80% más en Saavedra, respecto de su candidato a gobernador).
Con relación a la diferencia de votos entre intendentes y presidentes, en localidades chicas, como Carlos Tejedor o Salliquelo, los candidatos a intendente de UNA obtuvieron hasta un 400% menos de votos que Sergio Massa, pero en el más populoso Malvinas Argentinas también hubo una gran diferencia entre el candidato a intendente de Cambiemos, que obtuvo menos de la mitad de los votos de Macri en ese distrito.
Cuando el beneficiado fue el intendente, con más votos que el presidente, en general esto se dio con diferencias más chicas y en localidades medianas o pequeñas, fuera del Conurbano. La excepción es el destacado desempeño de los candidatos de UNA en San Miguel y en San Fernando, que obtuvieron un 35% y 27% más de votos que Massa respectivamente.
El corte de boleta también dio como resultado diferentes proporciones de voto en blanco por cargo. Los patrones de voto en blanco en ocasiones premian a los candidatos a intendente, siendo más bajo para este cargo, y en otras muestran una preferencia por otros candidatos como gobernador y presidente.
En el caso de Vicente Lopez, el voto en blanco para intendente fue 40% menor respecto del voto en blanco a gobernador y 75% menor con relación al voto en blanco para el cargo de presidente. En Dolores fue 70% menor el voto en blanco para intendente que para gobernador y 20% menor del de presidente. En Florencio Varela el voto en blanco por cargo fue de 19% para intendente, 11% para gobernador y de solo 3% para presidente (sobre este tema puede verse también el análisis de Murillo, Mangonnet y Rubio: La provincia de Buenos Aires y las sorpresas de los votantes[3]).
Diferentes desempeños de los partidos por cargos como resultado de la variación en el corte de boletas entre candidatos de un mismo partido, en la elección del 25 de octubre, más de un tercio de los 135 municipios de la provincia de Buenos Aires tuvieron diferentes partidos ganadores para los distintos cargos en juego (intendente, gobernador y presidente).
En 53 municipios hubo dos partidos. A estos se les suman los dos casos más notables, en Las Heras y en San Miguel donde ganó un partido diferente para cada cargo en juego. De los municipios donde el corte de boleta resultó en más de un partido ganador para diferentes cargos, esto no siempre se debió a una estrategia exitosa del oficialismo del intendente. Los oficialismos municipales perdieron en 31 de los 57 gobiernos locales donde ganó más de un partido por cargo.
Donde sí ganaron los oficialismos, no es evidente que lo hayan hecho porque los votantes fueron movilizados boleta cortada en mano, o porque los ciudadanos apoyaron la gestión municipal dividiendo su opción local con relación a la de los otros cargos. Los oficialismos son reelegidos cuando los votantes están conformes con sus gobernantes, o cuando ante sus ojos representan el mal menor. Oficialismo y oposición vs nuevos y viejos intendentes
¿Pero cómo les fue a los oficialismos municipales más allá del corte de boleta por cargos? La oposición ganó en 61 distritos. De los oficialismos que ganaron, en 21 casos los intendentes (hoy en sus cargos) no fueron reelegidos (pero sí sus partidos). Esto es toda una novedad, si se recuerda que no hay límite para la reelección de los bonaerenses, novedad probablemente explicada por las PASO que comienzan a mostrar influencia positiva en el aumento de la competencia interna de los partidos políticos.
En síntesis, oficialistas u opositores, en 82 sobre 135 municipios habrá nuevos intendentes, muchos son más jóvenes y muestran un recambio generacional en marcha. Por otra parte, el optimismo tiene un límite, el cambio no es sencillo. Cuando ganó la oposición, su margen de victoria (la diferencia entre el primero y el segundo con más votos) fue significativamente menor que cuándo el oficialismo municipal triunfó (haya sido reelegido el intendente o no) reduciéndose su promedio a la mitad.
Dicho de otro modo, cuando ganaron, los oficialismos tuvieron una diferencia mayor respecto del candidato que salió segundo. Así la oposición ganó por diferencias más pequeñas. Otro dato digno de mención es que los electores se interesan cuando la competencia es reñida. Una correlación simple muestra una relación significativa, aunque moderada, entre la disminución del voto blanco y nulo, y la competencia “cabeza a cabeza”.
Cuando hay chances de que gane la oposición por poco, el votante expresa una preferencia eligiendo entre la oferta de candidatos (baja el voto en blanco y nulo). Si el resultado está cantado, como cuando se espera que gane el candidato a intendente oficialista con amplia diferencia sobre el segundo el voto en blanco y el nulo crecen un poco. Tal vez ambos aparecen como la expresión de protesta o desafección frente a la falta de alternativas y el mantenimiento del estatus quo.
El año electoral de 2015 fue complejo, hubo muchos comicios, las alianzas cruzadas eran poco claras, hubo un panorama confuso, sin embargo el votante bonaerense tomó decisiones meditadas que variaron por cargo y partido. El comportamiento electoral de los votantes del distrito más grande del país debe tenerse en cuenta tanto para el análisis de lo que pasó, como para identificar patrones de continuidad y cambio de cara a próximos comicios.
(1) Los datos utilizados en este análisis están basados en datos del escrutinio provisional. La relevancia de la diferencia en el margen de victoria entre oficialismo (con y sin reelección) y oposición local fue estimada mediante un ANOVA con diferencia de medias significativa en el nivel 0,001- La correlación entre la suma del voto en blanco y nulo y el nivel de competitividad de la elección (diferencia entre el primero y el segundo) tiene un r de 0,297 y es significativa en el nivel 0,001.
* Lorena Moscovich. Politóloga. Profesora de la Universidad de San Andrés
Pedro Antenucci. Politólogo
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