OPINIÓN
Fin del periodismo
Por Sabrina García*
En los últimos años hemos sido testigos de cómo el periodismo se corrió del lugar de aportar información para ponerse al frente de las causas. Dejó su lugar de contar una parte de la realidad para ser protagonista, mentor, arengador y hasta definir la agenda de políticos y militantes. ¿Hacia dónde vamos y qué esperan de nosotros los lectores, oyentes y televidentes?.
“Asumir con dignidad, humildad y responsabilidad, el magnífico papel de intermediario entre la fuente y el receptor”, escribe Nerio Tello en el libro Periodismo actual (Colihue. 1998). La cita la escribí a mano en un señalador, quizás por el temor de perder el eje y olvidar en algún momento que los y las periodistas contamos esa noticia que por alguna razón nos llamó la atención pero que bajo ningún punto de vista nos tiene como protagonistas.
Que el periodismo independiente no existe casi no hace falta explicarlo. Quienes ejercemos la profesión bien sabemos que desde el momento en el que podemos elegir qué contar y desde qué perspectiva le damos un sentido subjetivo a los hechos. Bah!, somos personas y eso está presente a la hora de ejercer el oficio.
Partiendo de ese precepto es necesario marcar una gran diferencia. No podemos alejarnos de la información, pero sí podemos brindarla de forma profesional, sin olvidar el ABC del periodismo: chequeo de fuentes, datos, precisión, veracidad, argumentación, espíritu crítico.
Los periodistas, y por qué no los ciudadanos en general, deberíamos consumir noticias de varios medios para poder entender las distintas ópticas con el cual se la da tratamiento a la noticia o, mejor dicho de otra forma, se construye la noticia.
En ese marco de consumo de medios muchas veces me sorprendí con móviles de Crónica en donde el periodista casi que arenga a los “entrevistados”. Se escuchan frases como: “Ahí viene la gente del barrio”, “van a prender fuego la casa”, “en cualquier momento agreden al violador”, etc. Quizás la repetición nos lleva a naturalizar ese tipo de “coberturas”. Lo cierto es que eso nada tiene que ver con el periodismo.
En este párrafo hago un paréntesis ante la posibilidad de que alguno/a ponga en duda lo que afirmo. Es así porque los periodistas no somos jueces para, en diez minutos, acusar y condenar a nadie; menos que menos podemos colaborar y/o conducir actos violentos que de manera natural no se generan. Nosotros no conducimos los hechos, los informamos desde nuestra lugar.
Continuando con el análisis este domingo el canal C5N desvinculó al periodista Tomás Mendez quien organizó una manifestación en la puerta de la dirigente política y presidenta del PRO, Patricia Bullrich.
Comunicado de C5N respecto del programa ADN del domingo 30 de mayo ⬇️ pic.twitter.com/Z3nBtfcVMF
— C5N (@C5N) May 31, 2021
La sorpresa llegó cuando innumerable cantidad de militantes y periodistas cuestionaron y repudiaron el accionar del medio.
No es el único caso. Quiero recordar cuando el año pasado el medio Clarín, en la divulgación del banderazo del 12 de octubre, anunciaba que uno de los puntos de manifestación sería en la casa de la actual vicepresidenta, Cristina Kirchner: “Los principales puntos de convocatoria: Obelisco (CABA), Uruguay y Juncal (frente a la casa de Cristina Kirchner), Plaza Moreno (La Plata)”, publicaba el medio.
O la transmisión en vivo desde la casa de un supuesto capo narco en donde en medio de un operativo de allanamiento el canal América se metió en la vivienda y el periodista, Facundo Pastor, desde el piso analizó, en función de los “materiales constructivos”, el nivel de vida del acusado. Todo eso y aportando como dato “periodístico importante” que iban a comer pastel de papa.
¿En qué momento se puso fin al periodismo? ¿En qué momento el periodismo y sus profesionales pasaron a ocupar el centro de la noticia?
Quizás la llegada de las redes sociales nos obligó a la inmediatez y eso hecho por tierra buena parte de la practica profesional. Es entonces que cualquiera termina diciendo cualquier cosa sin siquiera ponerse un poco colorado.
También es verdad que la política dejó de ocupar el lugar en donde los responsables políticos “bajaban línea” sobre temas de la coyuntura y la agenda política a sus militantes. En ese esquema los periodistas apenas podían llegar a parte de esa información.
Hoy la ecuación es a la inversa. Los militantes y referentes encuentran en los medios las “bajadas de línea” necesarias para después salir a repetir lo que periodistas argumentan frente a la TV, la gráfica y la radio.
¿Qué vino primero: el huevo o la gallina? No queda muy claro. Lo cierto es que en la falta de ocupación de espacios por parte de la política y el avance de medios en zonas que no son propias de la práctica profesional, sin lugar a dudas, todo lo que puede traer es berretada para la sociedad.
Antón, Antón,
Antón Pirulero,
cada cual, cada cual
que atienda su juego,
y el que no, y el que no,
una prenda tendrá.
(*) Sabrina García. Periodista