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Especial Malvinas: Luis Esteban “Chiqui” Gauna

Especial Malvinas: Luis Esteban “Chiqui” Gauna

Por Valentina Frare

Desde San Fernando Nuestro conversamos con algunos de los veteranos de nuestra ciudad para conocer más sobre cómo vivieron el antes, el durante y el después de la Guerra de Malvinas.

Luis Esteban Gauna, “Chiqui” para sus conocidos, vivió en primera persona la experiencia Malvinas. Hoy participa activamente en las charlas educativas de las escuelas de San Fernando brindando su testimonio.

Gauna recuerda que fue su padre quien le insistió sobre la colimba: “Fue una de las cosas que le hice caso a mi viejo. ‘¿Vas a hacer la colimba? Hacé caso. La vas a pasar bien’”. De su adolescencia admite que era “medio hipón”: “Entre el pelo largo y que era medio rollinga no era muy agradable para los militares. Después de la incorporación me mandaron a Puerto Belgrano y ahí me cortaron el pelo. Me hicieron una cruz y me dijeron: ‘Bueno, andá a la cola de vuelta’. Me marcaron el terreno”.

En actividad tiene muchas anécdotas que recuerda con el entusiasmo que lo caracteriza: “Me contaban que cuando nos llevaban al rancho -a comer- yo iba desfilando como bailando en una murga. Yo ni me acordaba. Hasta que un día me vieron, hicieron una ronda y tuve que bailar delante de todos con el overol, pelado, como nos tenían ahí. Después aprendí a hacer caso”.

Al igual que Jorge Barrera, Chiqui fue asignado a la Marina donde relata que los embarcados no pasaron “ni hambre ni frío”. Sin embargo, recuerda el sufrimiento de su madre al no tener información de su paradero: “La desesperación que hubo con esas madres que no sabían dónde estaban sus hijos, la prensa estaba manejada. Se había hundido el crucero y hasta que yo no llegué a casa no supo que yo estaba bien. Se cansó de ir al Edificio Libertad a averiguar. Éramos dos Gauna en la tripulación, los dos colimba. Uno estaba bien, el otro no. En otro momento a uno le faltaba un brazo y no sabían cuál era. Gracias a Dios los dos volvimos bien. Por lo general nuestras familias, trataron de no tocar el tema”.

Muchos ex-combatientes experimentaron períodos de estrés postraumático y depresión. Gauna relata: “Hasta que los psicólogos agarraron más o menos la temática nuestra pasaron años y quedaron muchos compañeros, muchos suicidios. Lo más fácil es medicarte, que descanses pero el tema profundo no se toca. Después de muchos años se pudo tratar el estrés post traumático”.

Chiqui participa activamente en las visitas educativas a las escuelas, donde comparte su testimonio: “Tiene mucho que ver la maestra, cómo los prepara. La última vez que fuimos a la escuela nº37 cantaron el himno un grupo de chicos con el lenguaje de señas, nos prepararon la marcha de Malvinas y nosotros incluso no la sabemos completa”.

En ese sentido reconoce que las escuelas que los reciben más cálidamente son las del Delta “laburaron hasta las madres de los alumnos, nos prepararon mermelada, nueces. Todo lo que te pueden dar te lo dan. Y es otro trato, muy agradecidos siempre”.


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