by Sabrina Garcia | 7 junio, 2016 12:05 am
Por Sabrina García
En medio de un operativo de “imprevisto” por parte de la policía local y personal de la patrulla comunal, se desató una situación innecesariamente violenta.
Voy a relatar un hecho ocurrido en la calle Santamarina, a metros de la Estación Victoria, ayer a las 19:20 horas. Un auto marca Renault 21, color bordó, se detuvo en doble fila en la puerta de la remisería que está a escasos metros de 3 de febrero y descendió un joven que comenzó a increpar a alguien que en apariencia es chofer de aquel establecimiento. En medio del enojo se escuchó que entre los reclamos, el dueño del vehículo estacionado en doble fila acusó al chofer del establecimiento de “vender merca”, “pegarle” a su hermana y “deberle dinero”. Hasta a ese momento la situación era un griterío entre particulares en la vía pública.
Por la calle Santamarina dos mujeres de la Policía Local recorrían caminando la zona. Al escuchar la pelea, una de ellas trata de calmar la situación y al no poder hacerlo, saca el arma y comienza a agredir verbalmente a la persona del vehículo estacionado en doble fila. Aunque parezca una escena de la película El Bonaerense, el relato mitad bizarro, mitad trágico, es real.
Hasta aquí un paréntesis para relatar cómo es la vida por Victoria en ese horario: personas que descienden del tren, otras que hacen compras, mujeres con chicos, entre otros. En medio de este escenario cotidiano, una de las mujeres policía comenzó a patear y golpear el auto que estaba detenido en doble fila, mientras gritaba desaforada y caminaba como fuera de sí, desde el auto hacia la puerta de la remisería, portando su arma reglamentaria.
El dueño del Renault le intentaba explicar lo que había ido a reclamar. Dos patrullas se sumaron al operativo: una perteneciente a la policía local y la otra del comando Patrulla Comunal del municipio. En medio de los gritos y ademanes de la mujer policía, un oficial le hace un “cacheo” al joven que denunciaba mientras le pedían los papeles del auto. En la vereda y sin decir nada, miraba la escena el copiloto del auto, que sin mediar palabra fue increpado por la mujer policia y lo esposó. Al preguntarle éste por qué lo hace y la oficial le responde, siempre a los gritos, “por resistencia a la autoridad”.
En ese momento comencé a filmar la escena y recibo por parte una orden de la oficial de no filmar. Le expliqué que era periodista. Se puso nerviosa y le pidió documentación que acredite identidad a un colaborador mío. Mientras tanto, un señor del comando de patrulla y que manejaba el móvil 151 me decía: “Si tenés tantas ganas de filmar vení con nosotros a la comisaría”. Le contesté si me estaba amenazando y me respondió de manera irónica que era para que salga de testigo.
En el video se puede observar el momento de la detención de un joven, la situación relatada con la señora policía y el empleado municipal, el momento en que le quieren secuestrar el auto al joven (estacionado en doble fila) y éste le decía: “Yo no tengo problemas en manejar hasta la comisaría. No me estoy negando”, “Conozco las leyes”.
Gritos, maltratos y lenguaje policial del tipo “ponele los ganchos” o “alcanzame el fierro”, fueron parte del paisaje de ese momento en pleno centro comercial de Victoria.
Al salir la patrulla comunal hace marcha atrás, a alta velocidad sabiendo que estaba detrás nuestro colaborador, quien rápidamente se corrió para evitar ser embestido.
Finalmente el operativo innecesariamente violento culminó en la comisaría de Victoria con dos demorados y una discusión en la puerta entre los propios policías por lo transcurrido.
Desde aquí nos preguntamos: ¿Quiénes son esas personas que están habilitadas a portar armas en plena vía pública? La policía local que recibió una capacitación de seis meses antes de comenzar a ejercer, ¿está preparada psicológicamente para desempeñar tal tarea?, ¿Cómo una persona que porta armas se descontrola de esa manera en la vía pública?
Esperamos que las autoridades puedan dar una respuesta sobre lo que sucede en materia de seguridad y el proceder del personal municipal que amenazó y tiró el móvil encima de dos periodistas que estábamos haciendo nuestro trabajo en plena vía pública.
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