OPINIÓN
En defensa de la educación pública: Digamos presente
Por Juanjo Miranda*
A cinco semanas del reclamo por la reapertura de la paritaria docente y después de la espantosa represión del Aula Itinerante o Carpa Blanca, tenemos que apostar a la organización popular en defensa de la educación pública de calidad. Desde nuestro lugar como docentes, alumnos, miembros de la comunidad educativa y la sociedad civil, repudiamos cualquier tipo de violencia para con los docentes, o cualquier trabajador/a que reclame por sus legítimos derechos.
Ante la irracionalidad de los que hoy reprimen, los maestros piden por la paritaria de manera pacífica y enseñan que la violencia nunca es el camino para una sociedad más justa e igualitaria. Manteniendo sus dos reclamos, que se cumpla con la paritaria nacional docente y que se discuta una nueva Ley de Financiamiento Educativo, nos enseñan que la educación es el gran igualador social, y ante todo es un derecho humano.
La provincia de Buenos Aires achicó en 16.500 millones de pesos el presupuesto educativo de 2017 en relación al de 2016, y el Gobierno Nacional incumple hoy con una ley que lo obliga a abrir la Paritaria Nacional Docente y a disponer de fondos que garanticen un funcionamiento digno del Sistema Educativo. Esta pulseada es crucial para el gobierno porque los docentes, al reclamar por su salario, están también luchando por el conjunto de los trabajadores, y dando una lección en cómo peticionar pacíficamente a nuestros representantes, por el cumplimiento de los derechos que nos otorga nuestra Constitución.
En San Fernando, además de la lucha por los salarios dignos, la comunidad educativa tiene que exigir soluciones ante los problemas edilicios de las escuelas que están en una situación muy precaria para la seguridad, vulnerando el derecho a la educación de muchos chicos y poniendo en peligro la integridad física de trabajadores y alumnos.
Mientras avanzan las políticas de desmantelamiento de la educación pública y los medios de comunicación difaman la lucha sindical, sus representantes, y la defensa de los derechos constitucionales, vemos claramente que no se trata de “errores”, sino de un proyecto político que propone educación de calidad para unos pocos, exclusión para todos los demás, y sumisión ante el avasallamiento sobre las conquistas del movimiento obrero y las libertades civiles en general.
Nos encontramos ante un mecanismo perverso que enfrenta trabajadores contra trabajadores, cuando los que reprimen la protesta ciudadana y los que se oponen a las medidas de fuerza, son también empleados estatales o asalariados que todos los días ven disminuida su capacidad de consumo y su calidad de vida. O cuando los propios docentes son engañados para votar por un proyecto político que luego va a demonizarlos frente a la sociedad. Es paradigmático que según una encuesta de la CTERA, el 67% de los docentes votaron a cambiemos, probablemente porque confiaron en la promesa del diálogo y la reivindicación de sus reclamos históricos. Recibieron, en cambio, represión y una oferta salarial que los ubica 2 mil o 3 mil pesos por debajo de la línea de pobreza.
Hoy, como hace 20 años, vemos volver la Carpa Blanca, que se había instalado en 1997 frente al Congreso nacional dando una lucha de mil días que recorrieron el mundo. Y esos docentes que se disponen a empezar otra gesta en defensa de la educación para todos y todas necesitan de nuestro apoyo: los que somos docentes, que fuimos alumnos, que tenemos hijos que se educaron en la educación pública y todos los que tenemos un proyecto más hermoso de país, con inclusión y desarrollo, sin dejar a nadie afuera, tenemos que decir “Presente”.
(*) Juanjo Miranda. Vecino de San Fernando, docente y ex concejal por el Frente para la Victoria y consejero escolar.
Grande juan, sos un fenómeno a seguir luchando contra este modelo de destrucción del sistema público