by Sabrina Garcia | 13 septiembre, 2024 9:00 am
Por Sabrina García
Allá por 1979 nuestra ciudad vio nacer no solo un teatro sino un semillero de artistas de nuestra ciudad y de la región. Ada Parra y Juan Merello se convirtieron así en sinónimo de maestros y en pilares de una construcción colectiva y cultural que se sostiene más allá de los nombres propios.
Comenzó llamándose Teatro de la Luz, luego Martín Fierro. Funcionaba por la zona del Canal, luego pasó a instalarse en la Sociedad Italiana para finalmente, desde hace 23, echar raíces en el barrio de Victoria (Lavalle y Pasteur).
Estos 45 años se celebran con una convocatoria a artistas, de diferentes generaciones, que han sido (y son) parte de esta comunidad que es el Teatro Martín Fierro. A partir del 28 de septiembre se sube al escenario ‘Levantate, andá… teatro y comunidad’, una obra escrita hace 30 años, adaptada y bajo la dirección de Verónica Heguy.
“Tenemos esta alegría porque nos llevamos el reconocimiento de representar a la región en los Juegos Bonaerenses. El teatro Martín Fierro fue elegido para representar a la región, con el grupo de adultos mayores y con el grupo de juveniles, en la final de Mar del Plata”, dice Verónica, quien viene de Zárate donde se acaba de realizar la definición. Desde muy chica es parte de la “comunidad fierrera”, tal como lo define, ha actuado en innumerable cantidad de obras, es docente, escribe, dirige y hace de todo en el teatro porque se formó así, bajo el concepto del “teatrista”, como explica en esta nota.
-Si uno piensa en lo chiquito que es San Fernando, me refiero a lo continental, y la cantidad de expresiones artísticas que tiene nuestra ciudad, es muy desproporcionado el crecimiento artístico. Me parece que eso tiene mucho que ver con lo que fue el Teatro de la Luz y después el Martín Fierro. ¿Qué significa el Martín Fierro para para la cultura, para el arte, para San Fernando?.
[1]Creo que ha sido un semillero, un importantísimo generador de identidad sanfernandina cultural y artística.
Hoy, cuando regresábamos de Zárate, nos despedíamos diciendo ‘San Fernando Capital Nacional del Arte’, porque la verdad es que sí. Este Teatro de la Luz que nació en el 1979 como un teatro independiente, en ese momento se usaba mucho el término de teatro independiente, por artistas autogestivos, que sostuvieron un espacio muy pequeño, con mucho amor y esfuerzo, generó un semillero de artistas muy grandes.
Uno lo ve a la distancia, va tomando dimensión a la distancia, con los años y lo fuerte de la historia que fue co-crearlo junto con San Fernando. Este teatro no solo formó artistas, hay actores, directores, dramaturgos y una concepción política del arte. Nos regaló a todos los que pasamos por este lugar una herramienta política y social tan poderosa de transformación. Estamos cumpliendo 45 años, eso también es muy fuerte.
Con un montón de cambios: en un momento fue Teatro de la Luz, luego pasamos al teatro de la Sociedad Italiana y nos agrandamos. Me acuerdo que tiramos árboles para salvar ese lugar como teatro. Luego vinimos a este lugar de Lavalle y Pasteur, esta casita que es preciosa que nos contiene y nos abraza.
-¿Están acá desde…?
Desde el 2001, hace 23 años.
Hay algo muy interesante, que fue muy loco. Este verano después que de la partida de Ada (Parra) hicimos una limpieza muy grande y yo encontré un papel, un manifiesto que escribieron ellos (Ada y Juan) cuando cumplieron 20 años y que responde a todo. Una de las cosas que dice en ese manifiesto es que no tiene que ver con el lugar, con pagar alquiler o no pagarlo, llegar con la boleta de luz, es algo que no se vence. Realmente creo que hay algo de ese Teatro de la Luz que se sostiene en la forma que se proponga y que va sucediendo con el dinamismo de los años, de las épocas, de generaciones, de quién va tomando la posta y de quién sigue expresándose a través del arte. Eso es muy fuerte, es algo que es como un misterio que los que estamos en este lugar creemos que sí, que está sostenido por algo que no entendemos qué, pero hace 45 años.
-Me imagino con todos los vaivenes que pudieron haber pasado en estos años, no?
Siempre nos falta, si es por alcanzarlo, por tenerlo o poseerlo, nunca lo alcanzamos porque tiene que ver con otras cosas, tiene que ver con un teatro inclusivo con una forma de expresarnos. Acá entra el que quiere, el que desea, el que puede, el que no puede y tiene que ver con un trabajo directo al alma. Trabajamos con el alma de las personas. Entonces eso es muy profundo muy transformador.
-Celebran los 45 años con una obra…
Decidimos celebrarlo con un proyecto muy hermoso, con una propuesta teatral comunitaria, donde convocamos a diferentes generaciones del teatro a hacer un espectáculo que Ada Parra y Juan Merello escribieron hace 30 años y que creemos que está tan vigente a nuestros días. Obviamente con una adaptación, con una reversión, con una nueva propuesta estética, pero con la esencia de lo que fue esa obra. Creemos que es una hermosa forma de celebrarnos desde el encuentro, la memoria activa, la rebeldía, la sensibilidad y esa es la forma que tenemos para proponer y celebrar con la comunidad.
[2]-Es una obra de humor, de drama?
Tiene humor pero no es de humor. Es una obra que fue escrita en en el año 1994/96, basada en el Lazarillo de Tormes. Es un clásico pero adaptada a nuestro conurbano bonaerense. Podríamos decir que son las peripecias que atraviesa un niño en su vida, en el desarrollo de su vida, en el conurbano bonaerense.
‘Levantate, andá, teatro de comunidad’ es una propuesta justamente comunitaria, de formato comunitario, a modo de celebración. Vamos a hacerla en septiembre y octubre. Obviamente que si podemos seguir, vamos a seguir.
-Cuánta gente pasó por acá?
Muchas generaciones. Eso es lo que intentamos representar en esta en esta puesta en escena también no casualmente hay dos hay dos pares de padres e hijos que han nacido en este teatro y estos padres que han sido actores aquí en el en el Martín Fierro.
Una camada de actrices, actores, que estuvieron hace 30 años y se acercan a celebrar el teatro de esa manera. Creemos en lo hermoso de tener una una propuesta comunitaria con 20 personas en el escenario, con una diversidad absoluta. Es una aventura a contra mano, que es como una propuesta de contrapoder también y resistencias del teatro. Algo que genera tanto tesoro inmaterial. Algo que es muy hermoso pero a la vez es muy difícil de categorizar. Es nuestra forma de cantar a lo sensible, nuestro grito de dolores, nuestra forma de resistencia, de desobediencia, de trabajar el ejercicio de la memoria. Bueno, la verdad que estamos muy contentos por esta propuesta.
-Me imagino que el que viene no solamente viene a ver si puede actuar, muchos lo deben usar como una terapia, no?
Sí, muchos. Muchos vienen a trabajar primero sobre su persona. Después vemos qué queremos comunicar. Primero hay que conocerse, descubrirse, conocer todas las voces que llevamos dentro, conocer nuestra historia, nuestras emociones, nuestras formas de expresarnos, encontrar formas nuevas de expresarnos, nuevas posibilidades, gestionar nuestras emociones, trabajar las nuevas posibilidades y la imaginación. Después que trabajamos eso, que es muy propio e individual, ahí empezamos a ver cómo queremos ser como artistas, qué queremos comunicar.
La verdad que es un espacio de mucha contención en estos tiempos, desde el talleres de teatro infantil hasta los abuelos de 80 años y más también. Hay una concepción muy interesante, nosotros nos formamos así con Ada y Juan, que tiene que ver con la concepción del teatrista. El que viene acá no viene a ser actor nada más, estamos en todos los roles del teatro: somos los que atendemos, hablamos con el vecino, difundimos, lavamos el baño, hacemos el buffet, dirigimos, actuamos, pensamos de qué manera cambiar y transformar el espacio, escribimos las obras. Múltiples roles que tiene el teatrista que tiene que ver con la autogestión. No esperamos a que venga una productora, no esperar nada, salir a hacer. Creo que eso es como el poder más grande que tiene el teatro.
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Funciones en el Teatro Martín Fierro (Lavalle y Pasteur)
Sábado 26 de octubre | 20 horas en el Teatro Martinelli. “Luego vamos a estar en un Encuentro Latinoamericano de Teatro en Escobar.
“Nosotros estamos agradecidos con este proyecto, creemos en la comunidad que se acerca al teatro y lo abraza. Una propuesta, chiquita, humilde, despojada, pero muy profunda y esencial. Creemos que sí, que entre la comunidad el público y los actores estamos sosteniendo y defendiendo estos bienes comunes, como es este teatro, hermoso, mítico, histórico, del barrio de Victoria, es eso, seguir invitando a defender nuestros bienes comunes con la presencia, con la participación, con el intercambio, con el encuentro, eso es lo que pedimos y seguiremos sosteniendo en el tiempo mientras se pueda”, expresó Verónica Heguy.
Las entradas se pueden adquirir en el teatro ubicado el Lavalle esquina Pasteur, Victoria; por el perfil de Instagram del Teatro Martín Fierro ó el de la obra @levantateanda.obra.
Escrita por Ada Parra y Juan Merello
Dirección: Verónica Heguy | Asistente de dirección: Lucia Avecilla
Actores y actrices: Angela González, Agustín Cruz, Ceferino Cruz, Abigail Musante, Viviana Campos, Fernanda Duca, Karina Ghiron, Micaela Megias, Verónica Austin, Fermín Paschetta, Victoria Mosqueda, Joaquín Tejedor, Roberto Villamagna, Oma Hansen y María Angélica Chaher.
Voz en off: Juan Merello
Música original compuesta por el músico sanfernandino, Babú Cerviño
Técnicxs en luz, sonido y variedades: Lucia Avecilla, Gonzalo De Marco y Roger Masegosa
Diseño y realización de la Dama, la Vida y la Parca: Gastón Fleitas
“Hay muchas personas que además desde afuera, desde abajo del escenario, abrazan el proyecto y están acompañándonos, por eso llama teatro de comunidad, porque la idea es eso, como la comunidad fierrera”, expresó Heguy.
Y agregó: “La obra tiene varias escenas, varias intervenciones. Con el electo no podemos creer que hayan estado escritas hace 30 años porque nos sentimos totalmente identificados y creemos que es lo que sucede en estos tiempos”.
“El teatro no solo es una expresión artística, sino también una herramienta de autoconocimiento, de construcción cultural, de tejido. Nosotros acá en el teatro tenemos un amado y defendido proyecto pedagógico donde hacemos talleres y muchos de los estudiantes están haciendo la experiencia de subirse al escenario, pero nos sirve también para construir, para generar conciencia, para generar espacios de discusión, de reflexión. Nos abre el panorama y nos amplía la mirada. Creemos que que el teatro es una de las herramientas vivas, es una de las artes que empiezan y son tan efímeras, mueren en el instante. Una película una la filma y queda eternizada. El teatro es este momento presente, único e irrepetible, con ese público, con ese cielo, contexto, espacio, esa geografía. Es una herramienta de poder muy grande, indispensable para los pueblos”, completó la directora de la obra.
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