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El dolor de la familia de Daniel Quintana

El dolor de la familia de Daniel Quintana

Por Sabrina García

Daniel Quintana tenía 22 años, vivía junto a su mujer y una niña de dos años en la planta baja de una humilde casa ubicada en Ituzaingo y Servetto del Barrio San José. La sudestada lo sorprendió el sábado a la mañana. Comenzó a levantar los muebles, avisó a través de su cuenta en Facebook que estaba en su casa por si algún vecino necesitaba ayuda. De la casa de sus padres, quienes viven en la planta superior, colgaba una portátil que estaba enchufada. El río había alcanzado medio metro de altura, en la pared despintada quedó registrada la altura con barro y sedimento. Daniel salió de su casa, tocó el cable y cayó. Sus padres a los gritos lo llevaron hasta el camión de la municipalidad que se encontraba en la esquina, quien lo llevó al hospital para terminar falleciendo una hora más tarde.

“Mi mujer está destruida. No podemos creer lo que pasó”, comenta Facundo, el padre del joven mientras corre la cortina de la ventana que está ubicada en la casa de la planta baja y me muestra los muebles en alto, tal como los dejó Daniel. “En la puerta del hospital, mi hijito me agarró la mano y me miró fijo”, describe Facundo y agrega “Nos tuvieron entre 40 minutos y una hora en el hospital preguntándonos si se había electrocutado en la casa o en la calle. No nos dejaban verlo, cuando supieron que había sido al salir de su casa recién ahí nos dijeron que había muerto”.

El relato es desgarrador, mientras con dolor Facundo intenta contar lo que pasó, se escuchan los gritos desgarradores de su mujer y la gente camina por el barrio consternada, bajo la lluvia. “Era nuestro primer hijito, lo tuvimos de muy pibes, teníamos quince años”, recuerda en el dolor su padre.

El cuerpo se lo querían entregar el miércoles pero Facundo logró que le hicieran la autopsia y se lo entregaran antes. Ayer fue velado en la Sociedad de Fomento Canal, momento en el que recién cortaron el servicio de energía eléctrica.

“No se acercó nadie”, dice entre llantos Facundo mientras comenta que lo van a enterrar hoy a las 10 de la mañana ya que el cementerio estaba lleno de agua: “Tuvimos que dejar a nuestro hijo ahí, con otros muertos a esperar que el agua baje para enterrarlo”.

 


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