by Manuela Herrera | 28 noviembre, 2023 11:38 pm
Por Manuela Herrera
Darío Heartnett, músico en trenes, colectivos y subtes desde así casi veinte años también conocido como Ensalada de Covers, es por sobre todo un apasionado de lo que hace. Desde los mismos vagones de la Línea Mitre que son su espacio de trabajo, conversando con San Fernando Nuestro, empieza a dejar en claro el por qué.
Para describir a Darío hay muchas cosas que podrían obviarse: su pelo rubio, sus ojos claros y redondeados, su camisa comprada en una feria vintage de un color tan gris como su boina, su altura ni alta ni petisa -pero más alta que petisa-. Uno podría incluso tomarse el atrevimiento de obviar la potencia y la dulzura de su voz que llegan como un golpe seco e infalible ni bien uno se sube al tren Mitre. Pero lo que no puede obviarse bajo ningún concepto es quizás lo más obvio de todo: Darío ama con una profundidad evidente y conmovedora lo que hace. Cantando en trenes, colectivos y subtes Darío es feliz.
- ¿Cómo fue que arrancaste con esto?
Me recomiendan ir a Operación Triunfo a un casting y voy a la noche para hacer la cola para el otro día. Llovió, nos mojamos, estuvimos toda la noche sin dormir. Y cuando voy, paso todos los castings y me voy con la palmadita en el hombro y el “te llamamos”. Yo ya sabía que no me iban a llamar, lo suponía por la manera en que me lo dijeron. Volví y ahí vi a un muchacho que cantaba. En ese momento dije, ¿por qué no? Me subí con todos los nervios, como no sabía los horarios ni nada me subí en hora pico, con la guitarra acá en el pecho, abrazado a la guitarra, y canté dos canciones. Y en ese momento me aplauden. Con todos los nervios que tenía en el pecho, esa congoja, ese miedo, ese temor. Hoy puedo decirte que soy de los temerosos que saltan. ¿Me entendés? Que saltan con miedo. Lo he hecho varias veces y siempre con la música. Cuestión que me pongo a cantar dos temas y me aplauden. Y ahí creo que me di cuenta de que era por acá. Me quedé así un segundo mirando todo y dije “es por acá”. Obviamente pasé la gorra y también empecé a tener una independencia. Las primeras semanas la plata me la gasté; tenía 17 años. Mi viejo era remisero y laburaba 16 horas por día, 18 horas por día a veces. Y le dije: “Viejo, ¿cuál es el servicio más caro?”. La luz. Y le dije: “a partir de ahora la pago yo”. Eso me dio un orgullo y reforzó todo este sentimiento de que estaba por el buen camino, que era por acá.
- ¿Qué es lo que te hace decir que amás lo que hacés?
[1]La música me sacó de un montón de lados, me llevó a un montón de otros. He podido viajar por Oceanía, Europa, Latinoamérica. Ahora nos invitaron al Festival de Jazz de Cuba. Soy un agradecido de la vida. ¿Qué más que agradecido puedo estar? La música me ha hecho vivir cosas con mis amigos. La mayoría son músicos o artistas. Me emociona. Para mí la pegué. Cuando te preguntan qué es el éxito, qué es pegarla… yo creo que es vivir de lo que amás y poder financiar tu vida alrededor de eso. Poder construir tu vida alrededor de la columna vertebral de lo que amás. Porque siempre lo vas a hacer con felicidad. Por eso siempre traigo la mejor guitarra que tengo. Trato de bañarme, estar pulcro. Porque la gente que me escucha se merece eso. Y te hace sentir con más autoestima estar arreglado. Por otro lado, me encanta el escenario, creo que es mi lugar en el mundo. Y no hago diferencia entre escenarios. Me apasiona cantar en un vagón de tren, me apasiona cantar en un bondi, me apasiona cantar en la calle. He tocado en el Teatro Martinelli. He tocado en la UTN de Tigre. He tocado en obras. He tocado en teleféricos, aviones, tranvías. Hicimos la cuenta, creo que recorrí 19 países además de Argentina y todos con la música. Todos financiándolos de esta manera, de manera itinerante.
Es martes y Darío encara lo que denomina “segundo turno”: a eso de las 15:30 hs se sube al tren Mitre en la estación Martínez para ir hasta Retiro y volver. Cuando comienza a tocar resulta eléctrico, cautivante. Canta unas tres canciones por vagón -en versiones un poco más cortas para maximizar el tiempo y los beneficios- y siempre pero siempre deja que la gente elija lo que quiere escuchar. Cada vez que alguien lo graba se acerca a la cámara del celular para cantarle directamente.
En el segundo vagón por el que pasa una joven de unos veinte años lo filma -siempre aclara que lo etiqueten y lo sigan en @ensaladadecovers, su cuenta de Instagram musical desde donde junto con varios amigos ofrecen shows privados con distintas opciones según distintos presupuestos-. Otra mujer lo felicita diciéndole que “está para más”.
- ¿Qué te genera que te digan que estás para algo más que tocar en el transporte público?
[2]La verdad que lo escucho seguido: ¿qué haces acá? ¿por qué estás acá? Les respondo siempre lo mismo: siendo feliz. Viviendo lo que amo hacer. Porque hoy estoy acá en el tren, en el bondi. Y mañana estoy en la playa de Cuba cantando. Al lado de la Torre Eiffel cantando capaz la misma canción. Y a mí me dan felicidad las dos. Acá estoy haciendo lo que más amo. Compartiendo con gente que no paga una entrada para verme. El hecho de que no paguen una entrada para verme a mí me genera tener que enamorarlos, de preocuparme por siempre tener un mejor show. De estudiar. De formarme. De cada vez tener mejores instrumentos. De sonar cada día mejor. Para enamorar a la persona que me está escuchando en ese momento. Para que diga “bueno, tomá”. Y a veces no tienen plata, pero me dan un abrazo. Hay gente que me dice “me cambiaste el día”. Los mensajitos en Instagram: “me alegraste el día”, “me alegraste la semana”, “me encantó verte”. Y eso es impagable. Me hace feliz porque canto y la gente me escucha. La gente me aplaude. La gente me ayuda a llegar a fin de mes. Ayuda a financiar un montón de cosas. Ayuda a financiar las clases de canto. las clases de guitarra, las clases de producción musical. Me ayuda a mejorar el instrumento cada vez. Y eso para mí es súper valorable. Creo que si el día de mañana estoy más cómodo de plata, cantaría igual. No pasaría la gorra pero cantaría igual. Porque el amor a esto no se pierde. Mi primer amor es el tren, el bondi.
- ¿Cómo es para vos un día de trabajo cualquiera?
[3]Arranco nueve de la mañana. De las nueve de la mañana hasta la hora pico -que serían las once, doce, una, por ahí-. Ahí puedo plantarme en la plataforma de San Isidro o Martínez sin subirme al tren o puedo ir a almorzar o descansar para encarar bien a las dos, tres de la tarde para el lado de Retiro. Y ahí puedo hacer una vuelta linda, la segunda vuelta ya sería hasta las cuatro y pico. Después se arranca a las seis, siete de la tarde de nuevo para el lado de Retiro. Esos serían los horarios, más o menos. Siempre días de semana porque por lo general los fines de semana salen shows. A no ser que necesite, me vengan un par de facturas y tenga que ir un fin de semana a reforzar, meto solamente semana. Por lo general salgo solo. No siempre voy los tres turnos.
- Además de tocar en el transporte público, formás parte de la organización de un festival…
Sí. El Festival de Jazz de Merlo se hace desde hace seis años. La sexta edición se hizo hace poquito, y es uno de los que más bandas convocan por día. Personalidades como Pipi Piazzolla, Oscar Giunta, Malosetti. Gillespi. Tocar dentro de ese marco es genial. Gracias al Festival de Jazz ahora nos invitaron a varios festivales. En los Alpes franceses el año pasado, por eso fuimos a Europa. Vamos a ir a Brasil, al Festival de Jazz de Curitiba. Ahora nos vamos al Festival de Cuba.
- ¿Cómo se dio ese viaje?
Entramos y calificamos para ir. Somos la única banda argentina que va a representar el idioma argentino en el jazz. Y vamos a hacer un poco de tango también. Si bien nos financian muy poca parte del trayecto, el hospedaje y la comida, estamos muy contentos. Estamos haciendo una rifa. Se están buscando fondos dentro del marco del Festival de Jazz de Merlo. Por si alguien quiere colaborar con el viaje.
La rifa se llevará a cabo este viernes 1° de diciembre por la tarde noche. Se rifa un cajón flamenco del luthier Maximiliano Anastasi (@chamoro.show) y para más información se puede ingresar a la cuenta de Instagram @ensaladadecovers.
- ¿Tenés alguna anécdota particular que te haya quedado después de tantos años tocando
[4]Una vez hice llorar a un hombre. Mirá, para que te ponga en contexto: imaginate a Papo. Sí, a Papo en el tren un domingo de garúa. Ya volviendo, el tren con muy poca gente y yo tenía que juntar para pagar la luz, el gas, algunos de esos servicios. Y me puse a cantar “Desconfío de la vida”. Se puso a llorar. Me dejó mis primeros cien pesos -en el año 2009, en ese momento era un buen billete-. Y después, como yo vivo en Victoria es el tren que toman muchos conocidos. Así que me vivo encontrando con familiares, amigos, excompañeros de trabajo o de colegio. De todos lados. A veces estoy en el supermercado y me cruzo a alguien que me dice “¿Qué haces ensalada?”, “Vos sos ensalada de covers, ¿no? Qué bueno verte de nuevo”. Y ven el progreso, la evolución que yo siempre busqué. Siempre he generado un mejor show, ser mejor músico, ser mejor artista. Y es hermoso que a veces te lo noten.
Precisamente mientras pasan las estaciones de Martínez a Retiro Darío se encuentra con Ceferino, quien fue su profesor de teatro hace unos cuantos años. “Cruzarse a Darío últimamente es una alegría”, dice. Y aclara: “Siempre fue una alegría, pero quiero decir: yo lo vi crecer. En un momento era un chico que tocaba bien y cantaba bien. Ahora es un chico que toca muy bien y que canta muy bien. Y a mí, que estoy en el palo del arte de algún modo, me encanta cuando me cruzo con un artista. Él hoy lo es. En su momento era, ¿cómo decirlo? una persona con una luz que quería perseguir eso. Creo que lo alcanzó”.
- ¿Y si estás de malhumor? ¿Cómo hacés?
Cuando estoy de mal humor y en los peores momentos la gente te cambia. Tocar me cambia todo, me cambia toda la energía. El otro día mi pareja estaba bajoneada por algunas cosas y yo le dije: “Parame que voy a dar una vuelta al tren, voy a cantar, voy a trabajar y cuando vuelvo nos juntamos”. A un amigo lo mismo. Porque yo bajo con una energía tan cargada que te la contagio. Te abrazo con esa energía y nos cagamos de risa juntos. Y hasta le cambio la energía. Me gusta porque hacerle bien al otro y cambiarle el día al otro también te hace bien a vos. Es una sinergia que se genera que es mágica. Por eso amo este oficio. Por eso amo cantar. Por eso amo dedicarme a lo que me dedico.
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