by Diego Pando | 19 octubre, 2017 12:07 am
El entrenador de los Leones, ganadores de la medalla de oro de los Juegos Olímpicos 2016, asegura que el hockey argentino cuenta hoy con el respaldo oficial así como lo tuvo durante el kirchnerismo. Concejal de San Fernando por el FpV, pide dejar de lado las diferencias políticas para “defender los colores del país”. Su relación con Aníbal Fernández.
Si uno lo escucha hablar de lo que quiere de sus jugadores y del fundamento del juego, la asociación con el Cholo Simeone puede resultar hasta “ilícita”, por aquello de salir a la cancha “con el cuchillo entre los dientes”. Hay causalidades de esa pertenencia que pueden venir de ser de una misma generación -en edad, los separan apenas cuatro meses-, y haber recorrido el mundo vistiendo la camiseta argentina. El Chapa Carlos Retegui acusa hoy 47 años, una rica trayectoria deportiva y coqueteos con la política aunque la primera medalla de oro del seleccionado de hockey en los Juegos Olímpicos de Brasil, lo pone más allá de una y otra vereda. Pero afuera de la cancha, prefiere hablar con la razón y guardarse el corazón: “Los argentinos nos perdimos de aprender y disfrutar mucho más de Menotti y de Bilardo por esta historieta del fútbol y el anti-fútbol. No sacamos pecho que con los dos salimos campeones del mundo y mirá como estamos hoy en fútbol”. Sobre su exposición política, al igual que las grandes figuras de la NBA que dan su opinión en contra de Donald Trump, confiesa que no puede “mirar a un costado”, siendo un actor importante del deporte nacional y que el sentimiento por la Argentina le viene de otra época, y eso, lo atraviesa. Fue durante 17 años jugador de selección y participó en tres juegos olímpicos, salió campeón mundial como entrenador de Las Leonas en 2010, y tres veces de la Champions Trophy en 2009, 2010 y 2012, y oro olímpico con el hockey de varones en Río de Janeiro 2016.
Antes los argentinos hacíamos un asado para juntarnos. ¿Ahora, también?
-Quisiera creer que esa costumbre no la perdimos. Pero es cierto que vivimos una época especial, yo tengo amigos, muy amigos, en los cuatro grandes partidos, unos son del PRO, otros están con Massa y Randazzo, y obviamente los tengo también en el Frente para la Victoria. Ahora, mi lugar no es fácil porque si digo A, molesto a los de una vereda; si digo B, a los de la otra, pero ellos saben cómo soy y qué es lo que pienso. Y si hay algo que trasciende a un deportista es esto del sentimiento.
¿Qué cambió del deportista local para competir de igual a igual?
-Hay un montón de factores que hicieron que nosotros pudiéramos ser campeones olímpicos. Pero más allá de los cuatro turnos por día que implementamos para entrenar, algo que parecía inviable, lo logramos porque hubo compromiso, disciplina, entrega y esfuerzo por parte de los jugadores. A partir de darle una impronta, un ADN al equipo, el jugador empieza a tener esa cabeza que se necesita para concretar un objetivo. Yo entiendo que no hay que guardarse nada, nunca, en el deporte y en la vida.
¿Por dónde pasa la clave del juego, hoy?
-El físico es determinante en la alta competencia. Acabo de llegar de Holanda y los equipos ya no paran y pasan y los que van marcando una tendencia en el hockey moderno son los que corren con la pelota, es lo que hacen jugadores como Messi y Manu Ginóbili o lo que hacía Lucha Aymar. Claro que hay una responsabilidad muy grande del entrenador, porque es el que tiene que detectar al jugador capaz de alterar los patrones normales del juego y sacarle lo mejor que tiene para provecho del conjunto. Y para eso hay que trabajar mucho y estar preparado.
Haber dirigido a las Leonas y Leones a la vez, ¿no fue un exceso?
-Fue de lo mejor que me pasó en la vida profesional, sacando el oro olímpico, mi cabeza estaba las 24 horas pensando en hockey, en un planteo y otro, en un equipo y otro, planificar las rutinas del entrenamiento. Tenía que cambiar el chip rápido para hacer los planteos de cada partido y se obtuvieron dos medallas de bronce en copas del mundo. No sé si lo volvería a hacer, hay que ver el estado de ánimo, pero si hay que poner el pecho, no soy de escaparle a la situación.
¿Cuál fue la motivación para tu compromiso partidario?
-Cuando me presenté como candidato a concejal por el FPV en las elecciones de 2015, lo hice pensando que el deporte es una herramienta esencial para sacar a los pibes de la calle y para que los adultos mayores tengan una vida saludable. Todos miramos y hacemos deportes cuando nos sentimos en plenitud, pero su mayor incidencia está en los dos extremos de la vida. Generar cosas desde ese lugar, es lo me interesaba y me interesa. Y qué hacer con la gente desde el deporte es una actitud política.
¿Cómo ves el rumbo del Gobierno respecto al deporte olímpico?
-Yo recibí un gran apoyo de Camau Espínola durante su gestión en el gobierno anterior y lo sigo teniendo hoy con el Colorado Mac Allister. Lo importante es que podamos encontrar los puntos en común y una buena lectura de lo que se está haciendo por el deporte la vamos a ir viendo en el día a día. Pero la transición hasta los Juegos Olímpicos de Brasil fue bastante tranquila.
¿Tu vinculo con Aníbal Fernández despertó alguna antipatía?
-Para nada. Con Aníbal tengo una relación de respeto, de una persona que cuando necesitamos algo para el hockey argentino siempre estuvo. No tengo ninguna experiencia negativa ni acto que reprocharle, es más, creo que a los políticos argentinos les vendría bien ponerse la camiseta argentina, porque cuando uno llega a una instancia final como es competir por una medalla olímpica o una copa del mundo, ya no se piensa en otra cosa que en defender los colores del país. Las diferencias pasadas se borran, ni más ni menos que eso.
Ídolos
Forma parte de una generación deportiva que los lunes a la noche esperaba que su papá le trajera El Gráfico de algún kiosco de la Capital, porque al barrio llegaba los martes. Venía de trabajar de La Plata, lo compraba en el camino y lo pasaba a buscar por el Club San Fernando, su segunda casa. Ahí estaba hasta las ocho de la noche, volvían juntos a la casa, comían y se iba a dormir con la revista. Ver en la tapa al Beto Alonso, a Mostaza Merlo, a Jota Jota López, alimentaba su sueño de ser deportista y lo mismo le pasaba cuando escuchaba por radio los clásicos de básquetbol entre Ferro y Obras Sanitarias. “Mi viejo fue el mejor entrenador de remo de la historia y siempre me decía que había que dar lo mejor de uno. Hoy tiene 74 años y me repite 10 veces lo mismo, se potenció. En mi casa no se hablaba de política ni de religión, pero toda la vida se respiró deportes”, recuerda el Chapa Retegui.
Fuente: Andrés Asato para El Cronista
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