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Carlos Sánchez, primer trabajador de la salud vacunado en nuestra ciudad: “No existe acto más solidario que la vacunación”
Por Manuela Herrera
En el Hospital Cordero comenzó la vacunación de trabajadores de Terapias Intensivas, de acuerdo a lo programado por el Gobierno Nacional y Provincial, con colaboración del municipio.
Carlos Andrés Sánchez fue la primera persona en San Fernando en recibir la vacuna Sputnik V contra el coronavirus. Además de ser el jefe del Área de Enfermería de la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos del Hospital Provincial Petrona V. de Cordero, también es director de la escuela de Enfermería de la Cruz Roja Argentina -Filial San Andrés- y docente de la Escuela Universitaria de Enfermería María Remedios del Valle, en Tigre. Trabaja en salud pública hace más de diecisiete años y es licenciado en Enfermería, el primer título universitario en su familia. Con respecto a su experiencia como primer vacunado en San Fernando, el profesional de la salud aseguró: “Tener una herramienta más para pelearle a esta pandemia y no usarla me parecía un despropósito”. Conversó con San Fernando Nuestro para contar lo que vivió y los motivos detrás de su iniciativa de vacunarse.
-¿Por qué decidiste ser pionero en darte la vacuna?
El pasado 24 de diciembre me llegó un mensaje con el link para inscribirse en el portal de la Provincia de Buenos Aires como personal de salud de área críticas, así que en plenos preparativos de la cena de Nochebuena me senté en el patio de mi casa y pensé seriamente si inscribirme o no. Pensé en todo lo que pasamos este año: un año difícil para el personal de salud, un año trascendente para la enfermería. Pensé en mis compañeros de trabajo, pensé en mis alumnos y, sobre todo pensé en mis hijos. Tener una vacuna y no usarla me parecía un despropósito. Pero, sobre todo, pensé en todos los compañeros míos que no tuvieron esta oportunidad y cayeron cumpliendo el deber, deber que se sostiene con nuestro juramento.
El 29 me llamaron del 148 para avisarme que tenía turno en el hospital para recibir la vacuna. Ese día en el hospital se vivía una fiesta, se respiraba esperanza, los directores organizando la llegada de la vacuna, la jefatura de enfermería organizando las vacunadoras, el municipio con la logística, todos los actores de la salud pública unidos trabajando en pos de un bien común sin mezquindades políticas. Era una utopía que no pensé vivir nunca; sin embargo, no solo lo viví, sino que me tocó ser el primero en recibir la vacuna y ser una de las cara visibles del hecho histórico que se estaba dando. Pero sólo una cara visible de todos mis compañeros que están también al frente en primera línea.
-Como profesional de la salud, ¿por qué crees que es importante que quienes tengan la posibilidad se vacunen?
La vacunación es una de las mejores estrategias con que cuenta la salud pública para velar por el bien común de las personas. Como todo lo nuevo, trae dudas, y la falta de información por un lado, como la sobre información del otro, hace que esas dudas se incrementen. Durante esta pandemia he visto opinar sobre salud, medidas de higiene, virus y contagios a muchas personas, desde comentaristas deportivos hasta grandes opinólogos, careciendo de todo fundamento. Como profesional de salud y docente de investigación todo nuestro accionar se basa en evidencias que no son opinables: son hechos reales. La vacuna tiene una efectividad más que suficiente para que pueda ser considerada como un avance en la lucha contra el COVID; pero la estrategia tiene su éxito no cuando se vacunan algunas personas, sino cuando se puede cubrir la mayor parte de la población para lograr la inmunidad de rebaño y disminuir la circulación del virus. Por eso es más que importante que toda persona que tenga la posibilidad y las condiciones para vacunarse lo haga, no sólo por ellos, sino por el otro. No existe acto más solidario que la vacunación.
-¿Cómo fue la experiencia de la vacunación?
Podría resumirse diciendo que la experiencia fue buena, pero el resultado nace de un proceso. Soy muy miedoso de muchas cosas, de las vacunas también, así que me preparé mucho psicológicamente para el momento. Si bien me río -suelo usar la risa como terapia- por dentro tenía muchos nervios. Pero ver a mis compañeros tras sus camisolines y barbijos alivia la incertidumbre. Mi jefa, la licenciada Graciela Sosa y la licenciada Vanesa Alfonso organizaban todo el operativo; mi señora, la licenciada Stella Lisicki, era la responsable de sacar la vacuna del freezer y controlar su descongelamiento. De vacunadora me tocó la licenciada Pamela Acosta, una vacunadora de muchos años de experiencia; y al momento de la inoculación me acompañaron el Dr. Delle Donne (Director Ejecutivo), el Dr. Pericolli (Directror Asociado), la Dra. Tellechea (Directora Asociada) y el Dr. Marcelo Campos, secretario de Salud del Municipio, con quien tuve el placer de trabajar en otros proyectos años anteriores. ¿Qué podía salir mal? Nada. Y así fue: no dolió nada y hoy, 24 horas después, estoy muy bien, sin ninguna sintomatología ni dolores. Uno de los mejores episodios de vacunación que tuve.
-¿Qué creés que significa esta vacuna para el futuro?
Esperanza, eso significa. Que los afectados sean cada vez menos: menos cantidad, menos graves… simplemente menos COVID para todos. Esperanza de dejar de ver a mis compañeros caer. Te juro, no puedo dejar de pensar en los que ya no están más. Algunos conocidos, otros más alejados… en este último tiempo cuando te encontrabas con otro colega siempre terminabas conociendo a alguien a quien el COVID le había cobrado un alto precio por trabajar en algo tan noble como cuidar al otro, como lo es la Enfermería. La vacuna significa tener la esperanza de poder ganarle a esta pandemia.