by Sabrina Garcia | 17 noviembre, 2014 1:54 am
Por Sabrina García
Llego a escucharlo, no lo conocía pero cuando lo vi supe que era. Alto, el cuerpo trabajado, inconfundiblemente era quien buscaba. “¿Puedo hacerte una entrevista?”, le pregunté. “Si, claro, dónde puedo cambiarme la remera?”, me dijo y dejó la negra que tenía puesta por una azul que promociona una carrera. Nos sentamos buscando el fondo adecuado para las fotos. “Soy apolítico”, me dice, sin embargo durante la charla descubro que con su historia y a partir de un fuerte compromiso busca modificar la vida de otros. Ariel Suárez es remero, alcanzó la medalla de oro en los Juegos Panamericanos y participó de los Juegos Olímpicos de Londres en 2012.
¿Qué te trae por San Fernando?
Yo toda mi infancia viví en San Fernando, en una villa humilde, en el barrio San Lorenzo. Vengo a contar un poco mi experiencia, a contar como es ser uno más, de ser un chico humilde, de haberla pasado muy mal, de no tener para comer, no tener nada, a ser un cuarto puesto en un Juego Olímpico. El sacrificio, el esfuerzo, los valores del deporte que fui aprendiendo, la idea es trasmitir a otros y que sepan que se puede, que no es imposible.
¿Cómo fue tu vida en San Fernando?
Fui a la escuela pública, a la primaria a la 38 y al jardín 907. En la familia no había mucho dinero y en las vacaciones ayudaba con trabajo a mi papá, vendía en la colectora de acceso: anzuelo para pesca, sandías. A mis 12 años falleció mi viejo y a mi madre se le hacía difícil mantenernos. A los 15 años tuve que dejar de jugar al fútbol, había entrado a Chacarita. Allí empecé a trabajar todos los días.
¿Dónde comenzaste a remar? Cuál fue tu primer club?
Quisiera contarte de mi historia porque es atípico. Antes de empezar a remar trabajaba en una panadería de Arenales y la calle 8, de supervisor en canchas de fútbol, de seguridad en los boliches en capital. Tenía una vida armada con los trabajos y me encantaban los fierros, de hecho me gustaría ser físicoculturista en algún momento de mi vida.
A los 20 años el remo se metió en mi vida. Algunos me decían ‘sos grande para empezar a remar, decicate a otro cosa’, ‘¿cómo vas a comenzar una carrera tan difícil?’ y otros ‘no tenés nada que perder, jugátela’. Un entrenador me propuso comenzar a remar cuando yo tenía cero contacto con el agua, no sabía nadar.
Él vio condiciones en vos…
Yo caminaba todos los días de mi casa hasta el gimnasio de Claudio Martínez, cerca de la cancha de Tigre. Caminaba media hora de ida y media de vuelta por el sólo hecho de hacer fierros, que era lo que me gustaba. Él (entrenador) me veía de lunes a sábado hacer siempre lo mismo. En ese lugar se encontraba porque llevaba a los chicos de remo a entrenar a ese gimnasio. Vio que era grandote, fuerte, tenía constancia, que me sacrificaba por algo que me gustaba y me invitó a remar.
Al principio no me gustaba la idea, ya tenía mi vida armada. Hablé con amigos sobre el tema y pensé ¿por qué no probar? Así fue que empecé a remar y ahí comenzó mi vida como deportista, como remero.
Yo tengo mucho para agradecerle al deporte, en el ámbito donde vivía, donde estaba, seguramente hubiese terminado en otro lugar. Disfruto y amo día a día lo que hago. Todo deportista sueña con ser olímpico, a mi me dio una final olímpica.
¿Cuál fue tu primera carrera?
Tuve un proceso muy rápido, tenía 20 años y remaba con chicos de 10. Imaginate 110 kilos, grandote y remaba con chicos de diez años. Mi primera regata fue a las tres semanas de empezar a remar y fue con la escuelita de remo. Ganamos con mi compañero que tenía 16 años. A los seis meses de tocar un remo salí campeón argentino. Seis meses después estaba en Europa corriendo mi primer mundial para la selección.
¿Dónde te encuentra ahora? ¿Qué es lo que viene? ¿Cuáles son los próximos desafíos?
Deportivamente, estamos entrenando para el mundial del año que viene que son los clasificatorios para los Juegos Olímpicos de Río 2016. Están los Juegos Panamericanos, que a nivel nacional, son los más importantes y todo el Comité Olímpico argentino está entrenando en vista hacia eso.
¿Tuviste apoyo del Estado a la largo de tu carrera?
Los deportistas que formamos parte de la selección tenemos beca de la Secretaría de Deportes de Nación. El Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD) cambió el deporte amateur en Argentina y a partir del 2010 tenemos flota de botes, entrenador internacional con lancha y le pagan todos los días la nafta. Eso hizo un boom en el deporte, lo cambió para bien.
Siendo de San Fernando ¿en algún momento te ofrecieron alguna ayuda, hacer una escuela de remo en la ciudad?
No, la verdad que no. Cuando comencé remo, el intendente de ese momento (Amieiro) ni sabía quién era. No tuve apoyo. Después me mudé para la ciudad de Tigre y ahí encontré el apoyo que necesitaba. Siempre me acompañaron, sabían mi nombre. Toda mi carrera la hice en la ciudad de Tigre, pero no me olvido que salí de San Fernando.
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