OPINIÓN
Apuestas online: 6 de cada 10 adolescentes argentinos recurren a prestamistas para sus apuestas deportivas
Por Marcelo Gantman
Un reporte de UNICEF refleja problemáticas de la ludopatía. 37% de los adolescentes ingresan a plataformas a diario. 40% no habla del tema en su casa. Lo ilegal, mucho más riesgoso.
“Zoom a las apuestas” es una guía publicada por UNICEF y Bienestar digital para que las personas adultas puedan conversar y prevenir a chicos y chicas sobre los riesgos de la ludopatía infantil. El trabajo recoge casi 10 mil respuestas en una plataforma específica para determinar una perspectiva completa del impacto de las apuestas online en niños y jóvenes.
Además de las cifras aportaremos análisis y reflexión sobre los nuevos comportamientos que llegaron con lo digital. Aquello que antes sucedía en ámbitos físicos, en espacios vedados a los niños y jóvenes y hasta con casos mucho más mundanos que cambiaron con las aplicaciones: un día nos pareció que daba mucha paja ir hasta la pizzería, encargar una docena de empanadas, ni siquiera esperarlas y que luego ellos las manden.
Como complemento, para quienes todavía creen que este dramón es una exageración, o solo se produce porque mamis y papis deberían ser más amorosos y dedicados con sus hijos (entonces no lo ven como un emergente no deseado de la época digital en la que vivimos), daremos también datos de Estados Unidos donde la preocupación en el segmento Gen Z.
Lo que vemos a continuación es el resultado de 9.768 encuestas recolectadas para el informe, dirigido a adolescentes y jóvenes de 15 a 29 años:
- 8 de cada 10 adolescentes y jóvenes accedieron o conocen a alguien que ha ingresado a páginas o apps de apuestas online en el último año.
- 37 por ciento de los adolescentes que acceden a sitios de apuestas lo hacen muy seguido o todos los días.
- 1 de cada 4 estudiantes ha apostado online alguna vez según un informe de la Defensoría del Pueblo.
- 13 años es la edad aproximada en la que los adolescentes abren billeteras virtuales. El reporte dice que es instrumento que facilita el acceso a las apuestas.
- 71,9 por ciento de los adolescentes y jóvenes consideran que apostar es una problemática en la edad de la juventud.
- 42 por ciento de los adolescentes cree que debe haber controles más estrictos en el acceso a las plataformas de apuestas online.
- 40% de los adolescentes nunca ha hablado en casa sobre las apuestas online.
- 38% de los adolescentes solo ha discutido el tema de apuestas online alguna vez en su hogar.
- 24/7 es la disponibilidad de las plataformas de apuestas, lo que permite el acceso en cualquier momento sin restricciones.
- 1 de cada 5 adolescentes presenta síntomas como irritabilidad, insomnio y bajo rendimiento académico debido a la ludopatía digital.
- 6 de cada 10 adolescentes acceden a plataformas de apuestas a través de intermediarios como “cajeros” o conocidos. En casos extremos, el endeudamiento lleva a la aparición de prestamistas informales que aprovechan la desesperación de quienes no pueden saldar sus deudas.
- 100% de los sitios ilegales permiten el acceso a menores con solo tildar una casilla de verificación.
- Incontables cantidades de millones de pesos se mueven diariamente en apuestas online, sin regulación adecuada y con un alto porcentaje de dinero en negro.
Un aporte documentado desde Estados Unidos
Desatada la locura redundante del March Madness en Estados Unidos, Fast Company cuenta en este artículo cómo la Generación Z rompe el medidor cuando se analiza la adicción a las apuestas deportivas. Los miembros de esa franja que ve entre los 16 y 24 años constituyen un grupo demográfico que luce particularmente susceptible a esa adicción.
El texto cita el estudio Intuit Credit Karma sobre las consecuencias financieras y tensión familiar entre apostadores deportivos y sus entornos, resumidos en los siguientes puntos:
- Casi una cuarta parte (22%) de los apostadores deportivos y sus socios económicos dicen que las apuestas han causado dificultades financieras y angustia emocional para ellos y sus familias.
- Aproximadamente una cuarta parte (23%) admite ser adicto a las apuestas deportivas, cifra que aumenta al 37% entre los apostadores de la Generación Z. Los nativos digitales tienen un consumo problemático con las apuestas por encima de cualquier otro grupo.
- Casi la mitad (48%) de los apostadores deportivos y sus parejas han experimentado problemas de salud mental, como depresión, como resultado de la actividad de apuestas deportivas.
Las apuestas deportivas legales en Estados Unidos pasaron de los 248 millones de dólares a los 13.700 millones en siete años con la caída de la ley PASPA en 2017. Se trataba de una legislación vigente desde 1992 y que reducía las apuestas legales al estado de Nevada.
No hace falta ser un experto en el tema: el asunto de la prohibición estaba presente en cientos de películas y series donde levantadores de apuestas usaban el teléfono fijo o público para canalizar jugadas con diferentes bookies. El final de las restricciones en Estados Unidos hizo estallar el boom de las apuestas en otros mercados. Unas cataratas desbordantes apenas obturadas por unos papeles firmados.
“Estamos observando que las apuestas deportivas están impactando con mayor intensidad a la Generación Z, lo que probablemente se deba en gran medida a su afinidad digital (…) Al haber crecido en una era donde todo se hace online, las apuestas deportivas se han convertido en un elemento más de esa vida cotidiana”, dice el reporte elaborado por Qualtrics para Intuit Credit Karma. El informe es valioso porque revela las situaciones de bancarrota y caída por la pendiente financiera que sufren quienes quedan atrapados en la ludopatía.
Los cambios tecnológicos pusieron en manos de los niños y adolescentes puertas de acceso a espacios que antes estaban vedados o directamente no existían, como lo son los casinos virtuales y las plataformas de apuestas deportivas. Cuando se trata de plataformas ilegales, el asunto se vuelve aún peor porque no existen restricciones ni regulaciones para que el acceso sea imposible.
No admitir que existen nuevos comportamientos que llegaron con el uso de los smartphones, las redes sociales y las aplicaciones digitales, en un debate serio, es hacerse trampa al solitario o al buscaminas que jugábamos en las viejas PCs. El cambio de paradigma para evitar la ludopatía infantil requiere de más literatura y herramientas pedagógicas que un papá copado.
En tiempos analógicos podíamos levantar el teléfono, pedir una pizza, reservar un auto en la remisería (“¿trabajan el 31 de diciembre a la noche?”), en el mismo mundo en el que los chicos no entraban a los locales donde se apostan a los burros o se le ponía unos pesos al Quini 6; ese submundo en el que durante horas se estacionaban personas que miraban con ojos vacíos la vida pasar.
Sitios extraños, ajenos, para las costumbres juveniles. Todo ahora está en las manos. Pizzas, empanadas, viajes en auto, experiencias, unas zapas, una posible cita y apostar por el resultado de la liga de Chipre, ahora todo puede ser hecho desde un teléfono. 24/7. No todas las actividades derivan en una adicción, pero el peligro está latente.
El informe de UNICEF presenta opciones alternativas que alejen a los niños y adolescentes de las apuestas deportivas. Llamados a la acción que requieren de mucha decisión. De aceptar ese viento helado que viene de frente cuando en un hogar se adivina el problema. Dicen en un párrafo:
Concientizar sobre potenciales estafas, fraudes y engaños: contrarrestar la invitación constante a ganar “plata fácil”. Vale la pena concientizar sobre posibles engaños detrás de estos mensajes falsos.
Fomentar actividades alternativas al uso de tecnología: el deporte, las actividades al aire libre, artísticas y culturales, y el tiempo compartido con familiares y amigos o amigas fortalece su desarrollo saludable y propone alternativas al consumo solitario de estas plataformas.
Una de las herramientas que deja a mano el libro “La Generación Ansiosa” de Jonathan Haidt es cómo los padres pueden intervenir en situaciones en la que los adolescentes disputan su lugar en la escala social. La aceptación del grupo y la validación de los pares si, por ejemplo, deciden usar menos el teléfono móvil: el camino corto de la acción individual. “Si yo no llevo el teléfono, voy a ser el único que no lo haga”. Promesa de aislamiento garantizado.
La salida sugerida es el armado de burbujas grupales donde convivan esos pares que se identifican con lo mismo. La decisión valiente de generar un espacio en el que esas prácticas sean valoradas y no deriven en la segregación. Un chat de mamis y papis que alguna vez sirva para el bien.
Dificilísimo. Pero es eso.
Nadie que sea padre o madre puede sentirse al margen de cualquiera de los emergentes de una época. Esta es una era digital. Y tiene estas cosas: el Uber que te trae a los chicos del cumple y el insomnio amargo por el final de un partido de la Thai League.
Fuente: Big Data Sports