Agredieron a un joven de 15 años al resistirse a un robo en Brandsen y 9 de Julio a plena luz del día

Por Sabrina García

Mateo tiene 15 años. El martes terminó de jugar un partido de fútbol y camino a su casa. En Brandsen y 9 de Julio se despidió de sus amigos. A los pocos metros lo tomaron por la espalda y lo tiraron al piso. Querían su mochila pero él se negó porque tenía allí los cuadernos y libros de la escuela, la billetera y los botines. Se cansaron de pegarle y se fueron. El hecho ocurrió a las 16 horas.

Mariana, la mamá de Mateo, nos llamó preocupada. En diciembre pasado un hombre agredió a su hija de 12 años. La causa está judicializada y espera el juicio oral. La conocí cuando me relató aquel aberrante suceso. Diez meses más tarde vuelve a pasar por lo mismo. “Te juro que me quiero ir ya de acá”, relató y en sus palabras retumban el dolor y la bronca.

“Estaba en casa limpiando y me llegó un mensaje de la Iglesia Evangélica a la que vamos para avisarme que a Mateo lo habían querido asaltar, que estaba bien y lo fuera a buscar. Las piernas no me daban para llegar más rápido, cuando lo vi estaba toda su cara y su ropa cubierta de sangre”, relató la mamá del menor.

Mientras, Mateo a su lado relató los hechos: “Venía de jugar un partido de fútbol y de repente me agarraron por atrás, me pidieron la mochila y me tiraron al piso. Me empezaron a pegar. Serían unos dos o tres pibes, nos los pude ver porque mi cara estaba en el asfalto. Logré en un momento tirar a uno y ahí se escuchó la voz de uno de ellos que dijo ‘vamos'”.

Se paró aferrado a su mochila y a pesar de estar a media cuadra de su casa, caminó en el otro sentido, hacia la Iglesia porque tenía miedo de asustar a su mamá. En el camino un auto de prevención comunitaria lo detuvo, le preguntó qué le había ocurrido y se fueron. “Dejaron a un menor todo golpeado, solo, en medio de la calle. No le preguntaron dónde vivía y acompañarlo a su casa”, expresó Mariana con indignación.

Cuando Mariana se encontró con Mateo lo llevó a la Unidad de Diagnóstico Precoz. Allí lo atendieron, le sacaron placas y lo derivaron al Hospital para que le realicen una sutura en el brazo. “Hubiese preferido cocerlo yo. En el hospital no había insumos. Un desastre”, relató la mujer.