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Accidente fatal en el Delta: continúa la intensa búsqueda de Manuel Storani
Por Sabrina García
Es incesante la búsqueda de Manuel, el hijo de Federico Storani. Desde el momento que se conoció el fatal accidente, Prefectura sólo detuvo el operativo en el momento de la intensa lluvia ocurrida en la tarde del viernes pero lo retomó a las horas y no se detuvo. “La búsqueda continuó toda la noche pero con una dotación mínima y no fue encontrado”, confirmó hoy a Télam un vocero de la fuerza.
Mientras la familia espera que ocurra el milagro, personal de Prefectura rastrilló la zona del canal Vinculación y el Río Luján con más de diez embarcaciones y el apoyo de un helicóptero.
Sobre el accidente se confirmaron los nombres de las dos personas fallecidas, una es la mamá de Manuel, Ángeles Bruzzone y el otro, que viajaba en la nave Shark II, fue identificado como Francisco Javier Goti.
El choque entre las dos lanchas se produjo alrededor de las 23 del jueves y la Prefectura recibió el alerta por la colisión a las 0.15 en la zona de la primera sección de islas del Delta.
Un joven que asistió a las víctimas del choque aseguró que llegó de inmediato al lugar del accidente, pero nunca alcanzó a ver, sobre el agua, a Manuel, el hijo de Storani. El testigo, de nombre Agustín, trabaja en un restaurante cercano al lugar del accidente, donde el chico desaparecido había ido a cenar con su madre y las demás personas.
“Cerca de las 23.30 (del jueves) salimos con un compañero en lancha a llevar las bolsas de basura y la familia todavía estaba dentro. Cuando volvía, vi la lancha partida al medio y toda la familia en el río pidiendo ayuda”, relató Agustín. “Enseguida subimos a la gente; había dos mujeres, una no reaccionaba y la otra estaba muy herida, tenía sangre en la cara. El hombre (se refiere a Lucas Sorrentini) me gritaba ‘buscá al nene, buscá al nene’”, agregó el testigo.
Luego de ayudar a las personas que estaban en el agua, Agustín llamó a unos compañeros y junto con Sorrentini, continuaron buscando al chico de 14 años. Afirmó que estuvieron buscando hasta las tres de la madrugada, pero “nunca vimos a Manuel y yo tampoco vi dónde estaba la otra lancha, sólo vi a la que estaba partida al medio”. Dijo que en el lugar del accidente la profundidad del canal es de “más o menos tres metros”. Se trata de una zona muy transitada los fines de semana. Según lo dicho por Agustín, en la noche del jueves “no había nadie”.
El jefe de la delegación San Isidro de Prefectura, Aníbal Moya, confirmó que una de las dos embarcaciones -la que transportaba a Storani- fue hallada en el agua “completamente destrozada” y la otra en tierra, a unos 50 metros del lugar del choque, en las cercanías del Club San Fernando.
Avances en la causa
El timonel de la lancha Shark II, Pablo Torres Lacal, fue imputado por “homicidio culposo agravado” por el fiscal de San Fernando a cargo de la causa, Facundo Osores Soler, quien dispuso una consigna policial en el Hospital Italiano, donde sigue internado en grave estado con un coágulo en la cabeza.
El hombre tiene 48 años y es un nombre destacado dentro del mundo de la decoración de interiores. El imputado tiene a su cargo un local de decoración en Villa Ortúzar. Según contó en una entrevista con la Revista Living, titulada “Decó con toques orientales: cómo unir el yin y yang”, se dedica principalmente a la importación de artículos desde Indonesia, Bolivia, Guatemala, Perú, Ecuador y “cualquier país que se destaque por la calidad de sus artesanías”, aseguró. Participó también de la apertura de otro negocio del mismo rubro en Martínez. Entre los productos que vende, ofrece hallazgos de sus viajes, como esculturas talladas en madera, cuencos de piedra y mantas.
Como muestra en su perfil de Facebook, Torres Lacal es un apasionado de los viajes. En los últimos años estuvo en Tokio y Kioto, en Japón; en Singapur, la isla de Bali, Sri Lanka y otras partes de Asia. Según indicó en esa red social, estudió en el tradicional colegio porteño Nacional Buenos Aires.
Los investigadores esperan los análisis de sangre y orina para determinar si había consumido alguna sustancia tóxica, y las pericias sobre las lanchas para chequear la velocidad a la que viajaba y si tenía las luces encendidas. También, según aclaró la Prefectura, cuál de las dos naves pudo haber hecho la maniobra que ocasionó el choque. En la embarcación que manejaba Torres Lacal iban otros dos pasajeros: uno resultó ileso y el otro murió en el acto.
Imprudencia en las aguas
Lamentablemente cada año la impericia al volante se hace presente en las aguas de nuestro Delta. El año pasado se conocieron dos casos fatales: uno tuvo como protagonistas a un jet ski y una lancha, en donde falleció Jorge Letamendia, de 43 años. A menos de una semana, un tracker pasó por arriba a una canoa isleña de fibra de vidrio y murió Víctor Hugo Zabala, de 63 años. En el mismo mes se registró otro accidente, esta vez sin víctimas fatales.
El canal Vinculación “Es la 9 de Julio pero del agua”, describió una vecina. La misma imagen relatan otros vecinos y de otros ríos. Es más, no hace falta ser isleño para comprobarlo, basta con llegar a la costa del Luján un domingo para comprobarlo.
Según datos del Ministerio de Seguridad de la Nación, las embarcaciones inscriptas en registros juridisccionales aumentaron de 9.500 en 2005 a 18.500 en 2015; el 90% están repartidas entre los distritos de San Isidro, Vicente López, Tigre y San Fernando.
En enero del 2015 la Prefectura Naval Argentina dispuso que determinadas zonas del Delta debían ser transitadas a la mínima; el Cabo Segundo, Héctor Fabián Cantero, dijo: “por mínima se entiende entre 6 y 7 nudos”.
Dos vecinos del Delta opinaron al respecto: “De noche la velocidad tiene que ser mínima sino, de haber un tronco te matás solo”, opinó Gabriel Damiano, vecino del Delta. Por su parte, Sebastián Castellucci agregó: “El que sabe navegar de noche lo hace con luces reglamentarias y luz de luna”.
Cantero cuenta que a la noche “se hace patrulla con un móvil”. Para una vecina del lugar, “la prefectura no esta muy presente”. Los domingos, cuando Gabriel vuelve de trabajar suele ver a la prefectura pidiendo que bajen la velocidad pero reconoce que los barcos “disimulan cuando pasan por delante y después aceleran”.
Fuente consultada: La Nación, Página 12 y Clarín