ENTREVISTAS

Hogar Zanocchi: educación para niños, adolescentes y adultos

Hogar Zanocchi: educación para niños, adolescentes y adultos

Por Sabrina García

El Hogar Padre José Zanocchi comenzó como Hogar de Día para personas con discapacidad y con el paso del tiempo fue transformando su función. Ubicado en el barrio Crisol, la institución se transformó en un Centro Educativo Complementario para niños, niñas y adolescentes; cuenta con un espacio de formación para adultos; es sede del FinES y brinda un servicio de salud con enfermeras del Ministerio de Salud bonaerense.

Mirta Olmedo, directora de la institución, recuerda que el Hogar Zanocchi se instaló en el barrio en el año ’65 “como una obra de promoción familiar”. Por aquel entonces “abrazaba tres áreas: educación, porque era como un apoyo escolar; salud, había profesionales donde las familias podían hacerse atenderse, como primeros auxilios; y bolsa de trabajo”.

La docente y encargada de la institución ubicada en pleno barrio Crisol, destaca que en sus inicios “casi todas las familias que asistían eran interior que se habían instalado en distintos asentamientos, por ejemplo, el de la Villa Uruguay. Muchos trabajadores y muchos ferroviarios”. La cercanía con la Estación Victoria de los ramales del tren Mitre (Tigre-Retiro y Victoria-Capilla del Señor) volvió al barrio como una expansión del ferrocarril.

El paso del tiempo fue transformando el barrio y también cambió la institución. “Todos los chicos que venían acá estaban becados en el colegio San José. Venía un micro de la Obra Don Orione y lo llevaba hasta el colegio. Un día se eliminó el micro, después las becas. Actualmente ninguno los chicos que vienen acá está becado. Es decir, que vienen porque los padres eligen que vengan porque no es un espacio obligatorio”, destaca Mirta.

Y agrega que “en un momento la Obra Don Orione no podía ni sostenerlo entonces, en el año ’95, se comienza a gestionar ante el Estado Provincial. Como era un espacio educativo se logró acceder a un subsidio y en la actualidad es reconocido como un Centro Educativo Complementario (CEC)”.

Pero en el Hogar Zanocchi también funcionaba un Centro de Día para personas con discapacidad. “Los chicos con discapacidad que asistían, como su patología se iba haciendo cada vez más compleja y estar en un espacio así no estaba bueno porque estaban en el primer piso porque esta zona era inundable, en el año 2011 se los traslada a Claypole y acá dejan solo el CEC”, explica Mirta.

-En la actualidad, ¿el CEC recibe a niños y niñas de jardín y de primaria?

Sí, nivel inicial y primario por la mañana. Por la tarde, están los adolescentes y funciona un Centro de Formación Profesional que no cuenta con el reconocimiento de la provincia porque no lo gestionamos nunca, pero sí actuamos como sede de centros de formación profesional de sindicatos que dictan capacitaciones. De esta manera volvemos a una de las tres áreas originales de la institución que es la de empleo.

Por la mañana tenemos a los chicos de 3 a 11 años. Entran 8:15, después van al cole y salen a las 5 a las 6. Depende porque tienen la extensión. A la tarde tenemos un apoyo escolar de adolescentes, mínimo, pequeñísimo porque no tenemos personal y también somos sede de FinES y de Centro de Formación Profesional.

Tenemos vacantes para todos los niveles. Es un espacio útil para las familias que trabajan y necesitan tener a los chicos cuidados en una institución y es gratuito.

-¿Qué actividades hacen los chicos?

Brindamos apoyo escolar, complementamos la actividad del colegio. Se les da el desayuno, el servicio de comedor.

Todas tenemos título docente. Mariana (Arce) es la orientadora social.

Trabajamos con grupos multiedad: nivel inicial para niños y niñas de tres, cuatro y cinco años; nivel inferior que es primero y segundo grado; medio que es tercero y cuarto; y superior que es quinto y sexto grado. Los chicos vienen de lunes a viernes, todos los días del año. No cerramos ni en enero ni en julio.

Acá vienen porque lo eligen. Trabajamos mucho el vínculo con las familias. Muchas veces hay situaciones que ameritan que se intervenga, que se acompañe, que se insista. Hay que tener como esa flexibilidad entre lo que uno tiene que hacer y el modo de acompañar para lograr algún cambio también. Acá las familias tienen esa cercanía con el lugar. Nosotros le brindamos mucha impronta social: le damos importancia al niño y a la familia. La familia confía en nosotras. Si bien a veces se toman medidas que son complejas, la familia sigue creyendo porque lo hacemos desde este lugar, de esta mirada de cuidado que tenemos.

Hoy tenemos una realidad social que no escapa la realidad general, que es el tema del consumo. Hay muchas familias atravesadas por el consumo, muchos chicos al cuidado de sus abuelas, porque sus papás no pueden cuidarlos por este problema.

-Frente a ello, ¿cómo logran que se inscriban?

El año pasado enviamos las planillas y muchos todavía no las trajeron. Hay un montón de chicos que necesitan venir, estar en un espacio de cuidado, ser acompañados en sus estudios, almorzar, hay un montón en el barrio. Sin embargo, hay que perseguirlos para que entreguen la planilla de inscripción. Lo que vemos es esto, tenemos esta paternidad y las abuelas hacen lo que pueden, y todo eso en un contexto de pobreza. También tenemos que nosotros entender.

Nosotros tenemos chicos que vienen solos. Tenemos que ser flexibles, ese chico seguro no llega a las 8, llega cuando se levanta. Nosotros podemos hacerlo porque somos un espacio no obligatorio. Conocemos la familia, sabemos la situación que atraviesa cada uno de nuestros alumnos. No son números para nosotros. Sabemos todo lo que está pasando, lo sabemos, vamos a la casa. Si falleció alguno en la familia somos los que averiguamos en qué lugar lo van a velar, cómo podemos ayudar a la familia.

-Hiciste referencia al Centro de Formación Profesional, ¿cómo funciona?

Buscamos que el adulto logre promocionarse a través de la creación de un autoempleo o de poder acceder a un empleo, a partir de la capacitación. Hoy tenemos gastronomía, electricidad y limpieza institucional, que además suma puntaje y le permite a la persona inscribirse en el Consejo Escolar para acceder a un cargo de auxiliar.

Siempre ofrecemos entre 10 cursos aproximadamente durante el año que tratamos de ir cambiando. El que venimos sosteniendo siempre es costura porque tenemos la instalación de todo un taller. El curso está bueno porque también brinda herramientas para reciclar, darle una segunda vida a las telas.

Desde el año 2015/2016 estamos con lo del Centro de Formación Profesional. Gestionamos cursos con el sindicato SMATA (Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor), UPCN (Unión Del Personal Civil De La Nación), con el Municipio de San Fernando y con Cáritas.

Los cursos funcionan por la tarde, de 13 a 17 horas.

Y también tenemos un Fines con la provincia de Buenos Aires, el secundario para adultos. Tenemos un grupo de ocho alumnos que el año que viene, a mitad de año, egresan, termina en el secundario.

Mariana Arce, orientadora social de la institución, agrega: “Este año, como es el último año del FinES, pueden incluirse aquellos que hicieron hasta noveno de lo que era el sistema de Polimodal. Ya tenemos dos anotados, que van a comenzar a mitad de año.

-¿Cuáles son los requisitos?

Mariana: Tener más de 18 años. Hay muchos jóvenes que no terminaron el secundario o que se llevaron materias de sexto años pero nunca las rindieron. Esto es una buena oportunidad para terminar el secundario.

Mirta: Hoy para trabajar en supermercado necesitás tener el secundario completo. La propuesta del FinES les va a poder dar una posibilidad de acceso que por ahí un curso no tanto.

*El Hogar Zanocchi está ubicado en Crisol 2041, Victoria. Para consultas e inscripción está abierto de lunes a viernes de 8 a 15 horas. Perfil de Facebook de la Institución


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