NUESTROS ESCRITORES

Discusión territorial

Discusión territorial

Por María Luisa Bordolini

-¡¡¡GOOOLL…GOLAZOOOO!!! Tiemblan las tribunas del estadio del Club Tigre.

Abrazados los amigos de toda una vida se ponen y se sacan las gorras de sus cabezas grises, porque ya no están para saltar.

Socios vitalicios…guardan como reliquias aquellos carnecitos de cuerina marrón cuyas fotos, avejentadas, los reflejan mozos en la mejor época de su juventud. Ah…qué años aquellos.

¿En qué momento empezaron a amainar sus fuerzas, a reducirse sus capacidades, a aflojarse? Para descubrir, ahora, que a los que antes en la tribuna pechaban arrebatados hoy les dicen: “Cuidado abuelo, no se vaya a caer”.

Pero la hinchada que los cuida sabe que la pasión no claudica con los años y festejan juntos a gritos vociferados:

-¡¡¡Tigre campeón!!! Tigre campeón!!! en un aullido ensordecedor.

-¡Cuánta felicidad!

Doña Cora había mirado el partido en la tele y juntando sus manos como para rezar se dijo: “menos mal”. Es que es sabido que después del partido vendrán para su casa. Y una cosa es cuando Tigre gana y otra muy distinta cuando pierde.

Pone el mantelito en la mesa chica, los vasos y queda esperando. Al rato llegan los amigos radiantes, aunque ella conoce de memoria el recorrido que están por iniciar y que terminará agotándola. Pero al menos con Tigre campeón llegará más tarde el fatal desenlace que tanto la incómoda.

Ya sentados a la mesita, dándole a la picada y a la cerveza, surgen los primeros comentarios sobre el partido: “que el árbitro, que sus fallos (acertados o no), que los jugadores (los propios o los contrarios), que la tribuna…” y con los efectos de la bebida el tono sube, se va tensando y empiezan a aparecer las puteadas.

Doña Cora comprende que está por empezar la irresoluble disputa con que terminan habitualmente estos encuentros. Se levanta, va hasta el patio a tomar un poco de aire, hasta que siente que llegan los griteríos.

-¡Otra vez se armó la gresca!…ya lo decía yo. Siempre lo mismo.

-Y a ver decime: ¿Por qué el Club Atlético Tigre está en San Fernando?

-Nooo… ¿otra vez con el temita de Tigre/San Fernando? Me tenés podrido, lo discutimos un millón de veces y vos dale que dale…cortala de una buena vez.

-¡No la corto nada!

-Vos porque sos de Milberg y tenés la sangre en el ojo, pero eso ya es prehistoria.

-Prehistoria las pelotas: si no hubiera sido por José Dellagiovanna el Club no existiría. ¿Cómo se llama el estadio?

-José Dellagiovanna.

-Y ahí la tenés. Y ¿dónde se fundó el Club?

-En Rincón de Milberg…1912…el siglo recontrapasado.

-¡Eso se llama historia! O sea que el Club Atlético Tigre pertenecía al Partido de Tigre.

-Pertenecía, decís muy bien, porque les llegó el desalojo, las calles eran de tierra y el Reconquista tenía esas crecidas que convertían al barrio en un lodazal intransitable. Muchas veces tuvieron que jugar en canchas mejor ubicadas porque estaba todo inundado. ¿Y? ¿Cómo apodaban al estadio de Milberg?

-El lechero ahogado. ¡Pero esas son puras mentiras! Nadie comprobó que el repartidor de leche que comerciaba en la cancha se hubiera ahogado en un día de lluvia.

-Ahogado o no, ya pasaron más de 100 años y el Club ahora está en Victoria, ¿de cuál partido? de San Fernando y tiene tribunas de cemento, capacidad para casi 30.000 espectadores. ¿Y dónde queda? sobre Avenida Perón esquina Guido Spano, V-I-C-T-O-R-I-A, o sea San Fernando y José Dellagiovanna murió antes de trasladarse el Club. Él fue el pionero, jugó de half izquierdo, fue presidente, tesorero, buen administrador y el más grande afiliador de socios, por eso es merecido que le pusieran su nombre al estadio. Pero…¡ya pasó! ¡ya pasó! Y el estadio ahora se apoda el Coliseo de Victoria.

Cada vez más afectados por la cerveza su capacidad discursiva va menguando y guardan silencio por un buen rato.

Por fin, con la poca fuerza que le resta, el que inició la discusión comenta cabizbajo:

-Está bien, no peleemos más, toda una vida de hermandad no debe malograrse. Total, yo siempre llevo las de perder

-¡Venga un abrazo, amigazo!

-¡VIVA TIGRE…CARAJO!!!

Y como pueden, medio zigzagueantes, se acompañan abrazados hasta la puerta de salida donde hay un auto esperando al invitado.

Doña Cora entra a la casa y se pone a recoger los vasos, los platillos de la picada y las botellas, mientras escucha la ruidosa despedida que viene desde afuera:

-¡VIVA TIGRE! ¡TIGRE CAMPEON!

Al rato siente los pasos cansados de su marido que se dirige al dormitorio. Nuevamente junta sus manos y repite: “menos mal”.

Sobre la autora

María Luisa Bordolini tiene 76 años, es docente jubilada y ha realizado talleres literarios a lo largo de su vida: “Mientras trabajaba menos pero cuando me jubilé sí en forma más constante”, dice.

Se crió en Olivos y en la actualidad vive en Don Torcuato, partido de Tigre.

Su padre y su familia eran de Victoria. “Era la familia a la que nosotros visitábamos más porque mi mamá no tenía familia porque habían fallecido todos”, dice y recuerda que eran de la zona de “las cuatro barreras, lo que ahora es un túnel”.

Victoria es el lugar de encuentro con su familia. “Los esposos de mis tías fueron ferroviarios en los talleres de Victoria”, dice y agrega recuerdos: “Mi hijo aprendió a andar en triciclo en la estación de Victoria”.

Su obra ‘Discusión territorial’ fue preseleccionada por el jurado.

La obra según su autora

La familia de mi papá eran del Club Atlético Tigre y por lo que yo estuve averiguando mi viejo, que nació en el año 1911, estaba en plena época de seguir el fútbol cuando Tigre pasó su sede a Victoria (1935).

Si bien mi viejo era de Boca, siempre su club del corazón fue Tigre.

A mí me llamaba la atención porque el club de Tigre estaba en San Fernando. Nunca se me ocurrió averiguar hasta que surgió el tema del concurso de San Fernando Nuestro y entonces me puse a googlear (buscar en internet). Además, mi hija estuvo casada con un fanático de Tigre. Entonces yo le consultaba cosas a mi nieto, que ahora tiene 20 años, porque yo no entiendo tanto de fútbol.

Me interesó la historia entonces por eso escribí algo que me parecía característico de San Fernando que es la cancha de Tigre.

*El presente cuento fue preseleccionado en el certamen ‘Te cuento San Fernando’ que organizó San Fernando Nuestro al cumplir el décimo aniversario del medio. La obra forma parte del libro digital que recopila las obras preseleccionadas en los concursos de fotografía y relatos breves. El trabajo se puede descargar en forma gratuita desde el siguiente link


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