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Crónica de una persecución

Crónica de una persecución

Por José Luis Medan

En una mañana triste y húmeda de invierno, en un descampado del otro lado del Riachuelo, se repetía una vez más el oscuro ritual de una pira funeraria. Aquel 26 de julio de 1980 la dictadura quemaba un millón y medio de libros del Centro Editor de América Latina, en un acto público ordenado por un juzgado de La Plata. Era un acto más para infundir miedo, mucho más leve que otros, pero de amplia difusión.

Los protagonistas habían nacido hacía años en distintas latitudes, de la mano de distintos padres, y fueron reunidos por la editorial cuyos lemas eran: “Más libros para más”. “Un libro por el precio de un kilo de pan”. Hechos para soñar, viajar, crear nuevos pensamientos, o nivelar la pata de una mesa, ahora estaban en el trance de sobrevivir. Una empleada de la editorial que estuvo presente evoca, los libros no se acababan de quemar porque había cosas húmedas.

La dictadura militar había contratado a una organización dedicada a la quema de libros del hemisferio norte. A la Argentina llegó encubierta en la novela “Faherenheit 451” con los bomberos quemadores de libros comandados por Guy Montag.

Entre los presentes se encontraba don Adolfo Salvatierra, vestía un sobretodo con solapas levantadas y barba de varios días. Vivía en una vieja casona de San Fernando Arriba. Desde hacía unos diez años su única tarea y obsesión, era juntar libros y esconderlos, convencido de que estaba presenciando algo que se seguiría repitiendo en la vida de los pueblos. Cuando los milicos abandonaron la escena recogió cinco, disimuladamente, con sus tapas chamuscadas.
Adolfo llevo a estos cinco libros, hermanados en la temática y la desgracia, hasta su honorable residencia. Donde los cobijó, reparó y ocultó bajo una encuadernación marrón con letras doradas que rezan “El Cuento, antología y crítica literaria” pero ninguno con sus tapas originales.

A la muerte de su protector, sintiéndose perseguidos y despreciados fueron abandonados un 25 de agosto del 2015 en una escondida Biblioteca Popular en algún lugar de San Fernando. Ahí se sentían seguros y amparados por una colección mayor del Centro Editor. Pero quince días después de su llegada aparecieron dos ejemplares de “Fahrenheit 451 “de Ray Bradbury con sus bomberos quemadores de libros. Los Guy Montag, continuaban con la tarea encomendada hace cuarenta y cuatro años…

En estos últimos nueve años se pudo comprobar que desaparecieron un ejemplar de “Fahrenheit 451” junto con su bombero-quema libros. “El cuento argentino” de Beatriz Sarlo, colaboradora del centro Editor de América Latina en la década del setenta; fueron vistos por última vez el 14 de junio de 2022.

Hasta el día de hoy sigue el acoso y persecución entre los estantes húmedos y los lectores infinitos de la Biblioteca Popular Rómulo S. Naón, de Victoria.

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Este texto se escribió luego de consultar el catálogo y los registros de la Biblioteca Popular Rómulo S. Naón, que proporcionó los datos en los que se basa la historia. Otras fuentes utilizadas fueron las siguientes:

– Lorenzón C. (6 de abril 2023). Dos muestras resinifican la quema de más de un millón de libros durante la dictadura militar. Infobae https://www.infobae.com/cultura/2023/04/06/dos-muestras-resignifican-la-quema-de-mas-de-un-millon-de-libros-durante-la-dictadura/#:~:text=La%20quema%20de%20un%20mill%C3%B3n,violencia%2C%20el%20despojo%20y%20la

– Ávila A. (1julio 2017). Los libros del Centro Editor: La memoria que arde. Agencia Paco Urondo. https://www.agenciapacourondo.com.ar/cultura/los-libros-del-centro-editor-la-memoria-que-arde

-Bradbury R. (1970). Fahrenheit 451. Ediciones Minotauro.

-Maunás D. (1995). Boris Spivacow, Memoria de un sueño argentino. Ediciones Coihué.

-Boris Spivacow, Memoria de un sueño argentino de Delia Maunas. Editorial Coihué.

Sobre el autor

José Luis Medan tiene 76 años, es del barrio de Victoria, cerca de lo que se conocía como ‘las cuatro barreras’ (donde desde hace varios años hay un túnel). Cursó sus estudios primarios en la Escuela N° 9 y la secundaria en el ‘Normal de San Fernando’ como bachiller, en el turno tarde.

Estudió ingeniería en la Universidad de Buenos Aires. Y a partir de allí (1971) su vida comenzó a girar en torno a la Ciudad de Buenos Aires por su trabajo: La Boca, el Puerto, eran los lugares más frecuentados.

En el ‘75 se mudó a San Isidro y recién en el 2014 regresó a Victoria, la zona del ‘Quintón’. “Sentía que tenía una deuda moral (por su alejamiento por tantos años) por eso me acerqué a la Biblioteca Popular Rómulo Naón de Victoria”, dice y recuerda que fue allí donde aprendió a leer a fines de los ‘50, cuando la Biblioteca funcionaba sobre la calle Santamarina, y ahora ’aprendió a escribir’”.

“Al día de hoy la biblioteca me enseñó a escribir. Me enseñó a leer y a escribir, porque yo, por mi trabajo, mi profesión, lo que escribí fue siempre fue más científico. No tengo experiencia de escritura literaria. Me agarró a la a la vejez”, expresa.

Y completa: “Tengo que agradecer a la biblioteca siempre por haberme dado la libertad de de leer libremente en su momento y ahora de escribir libremente”.

José Luis participó del concurso de relatos breves ‘Te cuento San Fernando’ con su obra ‘Crónica de una persecución’ que ha sido preseleccionada por el jurado.

La obra según su autor

El vínculo con la biblioteca me impactó mucho existencialmente en lo que escribí porque allí encontré un libro sobre una historia real, tanto la noticia del cuento como la existencia del libro.

Los libros que menciono de la biblioteca reflejan mucho mis sentimientos hacia ella y hacia mi posición de vida.

*El presente cuento fue preseleccionado en el certamen ‘Te cuento San Fernando’ que organizó San Fernando Nuestro al cumplir el décimo aniversario del medio. La obra forma parte del libro digital que recopila las obras preseleccionadas en los concursos de fotografía y relatos breves. El trabajo se puede descargar en forma gratuita desde el siguiente link


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