OPINIÓN
Índice de Crianza: una herramienta para distribuir los gastos parentales de manera igualitaria
Por Micaela Pérez Carrizo
El instrumento fue creado para obtener un valor referencial sobre el monto de dinero que las familias destinan al cuidado de sus hijos. La medición la estipula el INDEC en función al valor de la canasta básica total.
A partir de junio de 2023 se implementa el Índice de Crianza, un instrumento que permite estipular un valor referencial sobre cuánto dinero destinan las familias al cuidado de sus hijos, hijas o adolescentes. En la actualidad, la herramienta fue utilizada en 22 fallos judiciales como valor de la cuota alimentaria de familias monoparentales.
El Índice Crianza es una estimación llevada adelante por el INDEC para contribuir a la organización y a la planificación de la vida familiar y con él, se pretende identificar cuánto se destina en alimento, vestimenta, vivienda, traslado y cuidado de niños, niñas y adolescentes. La medición está compuesta por dos dimensiones: el costo de provisión de bienes y servicios esenciales para la primera infancia, la niñez y adolescencia, y el costo del cuidado de los niños y niñas.
La valorización de la canasta de crianza se realiza para cuatro tramos de edad, agrupados según los niveles de escolarización de infantes, niñas, niños y adolescentes. El valor mensual, para cada uno de los tramos de edad, correspondiente a septiembre de 2023 fue de $141.320 para los menores de un año, de $166.877 para los niños y niñas de 1 a 3 años, de $134.600 para los de 4 a 5 años y de $169.570 para los de 6 a 12 años.
Metodología
El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) calcula la valorización mensual de la Canasta de Crianza (o Índice Crianza). La medición permite informar a jueces, abogados y organismos que trabajan con infancias y juventudes para que se cumplan sus derechos.
Para el cálculo del costo de los bienes y servicios se toma el valor mensual de la canasta básica total (CBT) del Gran Buenos Aires (GBA) que difunde todos los meses el INDEC. Dentro de la CBT se incluye tanto el costo de adquisición de los alimentos necesarios para cubrir los requerimientos energéticos mínimos, como el de los bienes y servicios no alimentarios
Para la estimación del costo del cuidado se considera, en primer término, el tiempo teórico requerido de cuidado para cada uno de los tramos de edad. Luego, las horas de cuidado se valorizan tomando como parámetro la remuneración vigente para la categoría Asistencia y cuidado de personas del Régimen Especial de Contrato de Trabajo para el Personal de Casas Particulares.
“El instrumento ha actuado desde su publicación como un parámetro objetivo reconocido por la justicia. Desde la primera publicación, se dictaron 22 fallos en 11 provincias en los que se utilizó la Canasta de Crianza como valor de referencia”, especificó Sol Prieto, directora Nacional de Economía, Igualdad y Género en comunicación con El Auditor.info.
En relación a la respuesta que genera este indicador entre la sociedad, Prieto indicó que “tuvo un rol fundamental en nuestro país para más de 1 millón de hogares a cargo de mujeres que no reciben la cuota alimentaria en tiempo y forma”.
La mayoría de los jueces dictaron el 70,8% de la Canasta de Crianza como valor de la cuota alimentaria, considerando tanto bienes y servicios como el costo del cuidado. En otros 18 casos se utilizó el 50% o más de la Canasta de Crianza.
Para Prieto es necesario contar con un valor de referencia sobre los costos de criar, que tenga en cuenta tanto el valor de los bienes y servicios como el costo económico del cuidado. Esto permite dimensionar la desigualdad de género en la crianza de los/as hijos/as, que hasta el momento no era medida, y por lo tanto no era visible.
En el tiempo que lleva publicándose la estimación, la Canasta de Crianza se usó para actualizar la cuota alimentaria fijada previamente en 12 fallos, con un incremento promedio de la cuota de 249,6%. “Esto demuestra que esta referencia contribuye a la defensa de los derechos de los niños, al fijar una cuota alimentaria más justa y además, compensa la desigualdad en las cargas de cuidado”, finalizó Prieto.
En función a la información que proporciona el INDEC, en Argentina se destinan 96 millones de horas diarias de trabajo gratuito destinado a las tareas del hogar y los cuidados. La distribución de esas tareas son estructuralmente desiguales ya que 9 de cada 10 mujeres le dedican 6:31 horas diarias al trabajo no remunerado, es decir, tres veces más tiempo que los varones.
La distribución desigual se profundiza en los hogares a cargo de mujeres con infancias sin presencia de cónyuge, conocido como “monomarentales”. Durante el tercer trimestre del año pasado se identificaron 1.600.000 hogares con esta característica. Esto representa al 11,7% del total de hogares y en ellos viven más de 3.000.000 niños/as. En estos hogares, las tareas domésticas y de cuidados recayeron en su totalidad sobre las mujeres jefas. Entre ellas, el 26,1% tuvo ingresos menores a la Canasta Básica Total y el 4,6% tuvo ingresos menores a la Canasta Básica Alimentaria.
De acuerdo a los datos de la “Encuesta rápida sobre la situación de la niñez y la adolescencia de UNICEF”, el 50,2% de los hogares en los que no vive el padre de los/as niños/as no recibió dinero en concepto de manutención en los últimos seis meses, y el 12,0% sólo recibió manutención algunos meses.
Los datos coinciden con los hallazgos del estudio realizado por el Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la Provincia de Buenos Aires. El 59% de los hogares monomarentales destina más de la mitad o casi todos sus ingresos al pago de deudas o atrasos. El 73% de estos hogares usa el crédito para comprar comida o medicamentos.
Impacto en la maternidad en el mundo del trabajo
Un informe de Fundación Éforo presenta que la maternidad amplifica la brecha salarial entre mujeres. En el mundo del trabajo, ser o no ser madre condiciona radicalmente las trayectorias laborales y amplifica las desigualdades.
La asimétrica distribución de responsabilidades al interior del hogar tiene un impacto negativo en las trayectorias laborales de las mujeres. Se trata de un escenario injusto que limita el desarrollo profesional, la inserción laboral y reduce dramáticamente las posibilidades de participación en espacios políticos o sindicales.
La maternidad juega un papel importante en la aparición de las brechas salariales y no sólo entre varones y mujeres, sino también entre las mujeres dependiendo de si son o no madres.
Los desafíos y obstáculos adicionales que enfrentan en sus trayectorias laborales se intensifican por el impacto de la maternidad. Ser o no ser madre modifica radicalmente la relación con el mundo del trabajo, amplificando las desigualdades preexistentes entre varones y mujeres, y, a su vez, entre mujeres madres y no madres.
Fuente: elauditor.info