OPINIÓN
Reflexiones sobre el documento del grupo de curas en la opción por los pobres
Por César Luis Nieto*
El pasado sábado 6 de diciembre en la parroquia Nuestra Señora de Carupá, construimos con la Comisión por la Memoria, la Verdad y Justicia de Zona Norte, la baldosa en memoria del Padre Francisco “Pancho” Soares y su hermano, asesinados el 13 de febrero de 1976 por el terrorismo de estado. (Ver nota aparte).
Allí el Padre Jorge Marenco, actual párroco, me dijo que quería pasarme un documento del Grupo de Curas en la Opción por los Pobres, respecto de la responsabilidad de la Iglesia en el proceso de Memoria Verdad y Justicia.
Creemos importante difundirlo por lo ahí expuesto y señalado, tanto para los creyentes como los que no. Hace poco tuvimos la sentencia en el llamado Juicio de los Obreros, Navales y Ceramistas, por los delitos de Lesa Humanidad en la Megacausa por Campo de Mayo.
Nuestra Zona Norte fue azotada por la represión, desde antes de marzo del 76´, y en especial los trabajadores de las Agrupaciones Gremiales Combativas, señalados y marcados por empresarios y sindicalistas de la llamada “burocracia”.
Cabe señalar que al momento del derrocamiento de Estela Martínez de Perón, en el país el índice de desocupación era del 2,5%. Por esto el grueso de los militantes territoriales asesinados y desaparecidos, también eran trabajadores, aunque no estuvieran encuadrados en agrupaciones gremiales. Laburaban en pequeños y medianos talleres, muy numerosos en toda la zona norte.
El documento es también un mensaje de Navidad.
Nota aparte: El recuerdo al “compañero” Pancho
El Padre Pancho Soares tenía una fuerte relación con los trabajadores de Tigre, en terrenos de la entonces capilla misma, monto una fábrica de baldosas y una de sandalias. En Noviembre de 1975 cuando fueron secuestrados Martin Mastinu, Aldo Ramírez y Jorge Velarde, obreros del Astillero Astarsa, denunció junto con los militantes el hecho y dio refugio junto a él a Rufina, esposa de Aldo. Luego de dos días y ante la gran movilización de los obreros de los astilleros: Astarsa, Mestrina, Forte, Aquamarine, y en los barrios de Tigre y San Fernando, los compañeros fueron liberados aunque torturados.
El 18 de enero de 1976 fue secuestrado en su casa de Virreyes, Carlos Ascencio Álvarez, “El negro Apa”, y el 22 de enero apareció su cuerpo acribillado y semi-quemado en Campana. Su hermano Antonio y Oscar “Titi” Echeverría, su compañero de Astarsa, reconocieron sus restos.
En los primeros días de febrero, cuando cenaban fueron secuestrados “Titi” Echeverría, Luis “Huesito” Cabrera y su compañera Rosa María Casariego, docente y formadora del D.I.N.E.A.
Pacho Soares en las misas que ofició por esos días, denunciaba el hecho y pedía por la aparición de los tres. Luego fueron hallados sus cuerpos acribillados, el de Rosa María mutilado. Se los veló en el local del Sindicato Naval S.O.I.N. y allí Pancho dio responso frente a los ataúdes.
Como en el caso del “Negro Apa” los cajones fueron llevados a pulso caminando hasta el cementerio seguidos por centenares de militantes, compañeros de trabajo y vecinos. Al frente iba Pancho Soares rezando.
En la Noche del 13 de febrero un grupo armado llegó a la capilla y lo asesinó, también hirieron de gravedad a su hermano discapacitado quien falleció tres días después en el hospital.
Dejamos a continuación el texto documento:
Documento del grupo de curas en la opción por los pobres (PDF)
* Cesar Luis “Gallego” Nieto. Secretaria de Derechos Humanos CTA Buenos Aires – Regional Zona Norte. Integrante de la Comisión por la Memoria, Verdad y Justicia de Zona Norte