ENTREVISTAS

Liliana Doyle: “Escribir es una necesidad muy profunda”

Liliana Doyle: “Escribir es una necesidad muy profunda”

Por Sabrina García

Liliana Susana Doyle es escritora, profesora y presidenta de SADE Delta. Con ella dialogamos sobre su trayectoria, escritores sanfernandinos que hicieron historia y su presente.

¿En qué momento empezaste a escribir o dijiste “esto es lo mío”?

Desde muy chica. Leía mucho y a los once años empecé a escribir. Ese año se murió mi abuela materna, alguien que yo quería mucho, tomé conciencia de la finitud humana y ese verano en Villa Gesell comencé a escribir. Tengo guardados los primeros poemas escritos en 1962. Cada tanto los vuelvo a leer. Aunque no sabía nada de medida y rima escribía con medida y rima, tenía oído a la musicalidad del verso.

Mi hermana me dice que tengo que escribir un best seller. Leo mucho pero todavía no apareció el mío. Escribo poesía, rescato historias, cuentos.

Cuando era chica me decían que tenía que estudiar Filosofía y Letras pero mi padre tenía miedo que me metiera en política. Mi hermana había empezado a estudiar Derecho y dejó porque habían matado a un estudiante. Al final fui a la UBA y me recibí de profesora en Letras.

Empezaste a dar clases en las escuelas….

Sí, siempre di clases y paralelamente escribía. Hasta que en el Colegio San Fernando conocía a Carlos Urquía y me acercó a la revista San Fernando en la Poesía que la editaban Pancho Vázquez, Luis De Vicenti y Tomás Escuderia Muffatti. Además en 1974, Urquía me publicó el primer poema en la Revista del Club San Fernando, de la que él era director.

¿Cuándo nace SADE Delta?

En 1973. Llegué a hacerme socia pero en ese momento mi marido no quería quedarse con los chicos, aunque solamente fuera una reunión mensual, y terminé abandonando el espacio.

Después de un tiempo volví, ya estaba Hugo Boulocq como secretario y Carlos Urquía como presidente.

En 1979 comencé a publicar pero como no quería arrepentirme del primer libro, como decía Urquía que siempre los escritores se arrepienten del primero, tarde 14 años en publicarlo (ríe). Atilio Betti me escribió el prólogo y Urquía la contratapa. Fueron mis dos padrinos literarios.

A la hora de escribir, ¿utilizás alguna técnica como dejar descansar el texto?

Yo soy más repentista en la poesía. Es como un desasosiego, un hormigueo interior. Por lo general no corrijo mucho en poesía. Me gusta encontrar distintas maneras de escribir, cada poema busca su propia forma.

En cuento sí, tacho, miro, lo dejo en stand by y lo vuelvo a agarrar, lo doy vuelta, lo redondeo, trato de mejorar el lenguaje. Algunos me gustan más que otros.

¿Usás mucha técnica a la hora de escribir?

Tendría que usar más. Trato de escribir lo mejor posible y de que sea literario, de pulirlo.

Este año gané un premio con un cuento infantil que se llama “Nuestro duende familia”  en el Primer Concurso Irlanda de Cuento (2016). Me dieron el premio en la Plaza San Martín en el Día de San Patricio.

Tengo además un libro de cuentos para chicos, es de hadas, está escrito en castellano y en inglés. No hay que olvidarse que tengo ascendencia parte irlandesa y parte alemana. Y ellos son los capos de los cuentos de hadas.

¿Qué consejo le darías a aquellos escritores silenciosos que guardan sus escritos en un cajón?

Yo cuando empecé le pregunté a Atilio Betti: “¿Qué te parece esto?, ¿Sigo o no sigo?, ¿Vale la pena?”. Y me dijo que uno tiene que seguir con la vocación, después el tiempo dirá. Es una necesidad muy profunda la de escribir.

El consejo sería leer, porque la creatividad no te la enseña nadie. Los buenos escritores son maestros.

Después yo siempre hincho con la corrección lingüística porque si está con faltas de ortografía u otro tipo de errores es como salir con la ropa llena de agujeros o manchada. Desmerece el texto.

¿Cuándo asumiste la presidencia de SADE Delta?

Valeria Dalla Torre dejó la presidencia. Fundó junto a Nora Medan la editorial Apasionarte. Ese mismo año murió Hugo Boulocq, quien nos editaba todos los libros. Valeria estaba con muchas cosas y no podía además ocuparse de SADE. Yo no quería tomar la presidencia pero ahora ya me acostumbré (se ríe).

En un principio SADE Delta abarcaba desde Campana hasta Vicente López. Después surgió SADE Norte que en parte interfiere con nuestra jurisdicción. Si nadie asumía la presidencia SADE Delta moría y fue el sueño de Urquía. Me sentía en deuda con él y por eso asumí la presidencia.

Todos los años presentan una Antología…

Sí, es una selección de poesías y cuentos. El último (2016) se llama De amor y desamor y participaron 15 escritores.

¿Quiénes pueden ser socios de SADE?

Se pide que tenga obra publicada que puede ser en Antología, no necesariamente un libro.

Mencionaste a Hugo Boulocq y a Carlos Urquía. ¿Considerás que la ciudad le brindó el reconocimiento que se merecen? ¿Cómo se puede llegar a sus obras?

No creo que la ciudad de San Fernando haya valorado a esos dos escritores. Al igual que a Atilio Betti que ha obtenido fama internacional, que ganó el premio Konex. Le pusieron su nombre a una calle allá medio perdida por el colegio San Esteban.

Urquía había tenido la idea de llamar Cuadra de los Escritores a donde está ubicada la Biblioteca Madero. Eso había sido aprobado por el Concejo Deliberante a través de una Ordenanza y la nueva Comisión Directiva sacó el cartel, lo repintó y le puso “Cooperativa de Arte”.

En relación a dónde encontrar la bibliografía de estos autores teóricamente sería la Biblioteca Madero pero por ejemplo, yo doné mi primer libro y después lo vendieron por dos pesos. Si hubieran conservado los libros de sus escritores habría un registro.