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Investigó el abuso de su hija pero no logra que detengan al agresor

Investigó el abuso de su hija pero no logra que detengan al agresor

La madre de una menor de 12 años que sufrió una violación se hizo pasar por la pequeña a través de Whatsapp para obtener pruebas en contra del supuesto agresor, un militar en actividad, aunque denunció que todavía no logró que sea detenido.

La mujer, a la que sólo se identificará como Mariana para preservar a la víctima, culpó de la situación a la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) San Fernando, que intervino por el hecho, pero aparentemente nunca dio intervención a la fiscalía correspondiente.

Mariana relató que todo comenzó en diciembre del año pasado, cuando su hija conoció a un suboficial del Ejército de 24 años en una heladería de San Fernando y él logró que la niña le diera su número de teléfono celular.

“El 30 de diciembre, mi hija me dice que se va a lo de una amiga por una hora, pero en realidad él la hace tomar un remís, la lleva engañada a su casa en William Morris, Hurlingham, la encierra y la viola”, aseguró la madre.

Dijo que debido a que su hija no regresaba y estaba inubicable, la mujer dio aviso a la comisaría de San Fernando.

Mientras la niña era buscada, según la denuncia de la madre, el militar la sacó de su casa y la llevó con él hasta la estación de ómnibus porteña de Retiro, donde él tomó un micro hacia Posadas, Misiones, de donde es oriundo, en plan de vacaciones.

“Ahí la libera y ella regresa sola a la estación de trenes. Entonces se encuentra con unos policías que la estaban buscando porque se había dado el alerta de que se había extraviado. En total, estuvo ocho horas desaparecida”, recordó.

Fuentes policiales dijeron a Télam que la niña fue atendida en el Cuerpo Médico Forense de San Isidro, pero según la madre como sólo manifestó que le dolía la cabeza le revisaron el cráneo y el cuerpo sin desvestirla.

Días después, la nena se animó a contarle a su madre lo ocurrido y la mujer fue a hablar con el subcomisario Diego Furlong, de la DDI San Fernando, que había intervenido en la búsqueda mientra estuvo desaparecida.

“Ya pasaron cuatro meses y no se avanzó nada. Me dijeron que a él lo iban a detener y que a mi hija le iban a hacer una cámara Gesell pero el único que la interrogó fue Furlong, que incluso le dijo el nombre del abusador cuando mi hija no estaba en tratamiento psicológico”, aseguró Mariana.

Una fuente policial negó la situación y dijo que “después del hallazgo, la madre fue a hablar con Furlong varias veces, pero sólo para pedirle consejo y fue derivada a la Secretaria de Derechos del Menor de San Fernando para que la atendiera una psicóloga, pero ella prefirió ir a uno particular”.

El miércoles, la mujer se presentó en la fiscalía de Violencia de Género de San Isidro para denunciar toda esta situación y pedir que se avance en el expediente.

La madre de la nena aportó diferentes elementos de prueba a los investigadores, entre ellos mensajes de Whatsapp que el sospechoso le continuó enviando a su hija tras el abuso y ella le contestó haciéndose pasar por la niña.

Chat violación“La investigación la hice por mi cuenta. Me hice pasar por ella y seguí el diálogo con él: me incitaba a que le mandara fotos, decía que la quería ver, tener sexo y especialmente que no me contara nada a mi”, afirmó.

Además, según los mensajes, el sospechoso tenía conocimiento de la edad de la nena porque en uno de ellos le manifiesta: “Vos sos muy chica y voy a tener problemas, no le digas nada a tu mamá”.

“Vos sabés que mis intenciones eran tener sexo con vos, disculpame que te lo diga así. Pero es la verdad”, dice otro de los textos enviados por Whatsapp.

También le pregunta por qué no le había robado plata a su madre para tomar el remís rumbo a su casa.

En base a los elementos aportados por la mujer, ahora se realizará un peritaje al teléfono de la niña y será sometida a exámenes médicos, según dijeron fuentes judiciales.

No obstante, tras producirse el abuso, la madre ya la hizo atender con médicos particulares que constataron las lesiones y también logró que su hija comenzara un tratamiento psicológico debido a las secuelas que le produjo el hecho.

Gracias a eso, la chica pudo iniciar en marzo la escuela secundaria y socializar normalmente con sus compañeros.

Fuente: Télam


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